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El feroz cainismo morado que los retrata
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Graciano Palomo

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El feroz cainismo morado que los retrata

Se han instalado en el más puro cargo. ¿Con qué objeto? Mandar y aprovecharse del poder. Punto

Foto: Iglesias anuncia un acuerdo entre Errejón y Espinar para Madrid. (EFE)
Iglesias anuncia un acuerdo entre Errejón y Espinar para Madrid. (EFE)

Me he llevado una doble decepción. La primera. Siempre creíamos, tras aquel luminoso 15-M, que los "nuevos" llegaban con la determinación primordial de barrer los hábitos corruptos que el duopolio político había institucionalizado después de casi cuatro décadas en el reparto del poder.

Nos dijeron que para ellos lo sustancial eran los pobres; amparar a las capas depauperadas y explotadas por una oligarquía de doble logotipo. Que su objetivo básico pasaba por entender a la "gente", dar cobijo a la "gente", llevar en volandas a la "gente" y sus necesidades más perentorias. Que iban a pegar un tajo a las prácticas egoístas; que lo importante no eran los egos 'ad hominem', sino los proyectos de amplio espectro social. Finalmente, que su concepción de la política no pasaba por "bájate del coche oficial que me subo yo".

En los ayuntamientos de Madrid y Barcelona donde llegaron en metro, ahora no se bajan del coche oficial. De Colau hay ya poco que decir

Lo conocido en la noche del pasado miércoles hace saltar por los aires las anteriores consideraciones. Ni el más imberbe ingenuo podría creerse la perorata; sin embargo, sí se podía acariciar y entender un mínimo intento de regeneración en las prácticas al uso. Se han instalado en el más puro cargo. ¿Con qué objeto? Mandar y aprovecharse del poder. Punto.

Lo anterior tendría su corolario práctico y concreto en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona donde llegaron en metro y ahora no se bajan del coche oficial. De Colau hay ya poco que decir: solo hay que contemplarla. De Manuela Carmena y sus cuates capitalinos lo único que nos consta es que día y noche firman adjudicaciones, subvenciones, mamandurrias a gogó a favor de sus amigos o familiares. Igual o incluso peor que sus anteriores, aunque no les dediquen programas enteros y 'ad hominem' en canales de televisión perfectamente identificables. Es la segunda decepción. Que el dinero propio les importa. Es más, les importa mucho. Ya lo dijo uno de ellos: el dinero simplemente tiene que cambiar de bolsillos.

Segunda decepción.

Me he llevado una doble decepción. La primera. Siempre creíamos, tras aquel luminoso 15-M, que los "nuevos" llegaban con la determinación primordial de barrer los hábitos corruptos que el duopolio político había institucionalizado después de casi cuatro décadas en el reparto del poder.

Manuela Carmena Asamblea Podemos