Palo Alto
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Aitor le roba el tractor
Lo sustancial del PNV en la tarde del jueves no fue el voto. Se sabía. No. Fue su desprecio a la "cosa española", eso no va con nosotros, vino a decir y dijo
Cuando al filo de las 13.20 horas del pasado jueves Mariano Rajoy dio por finiquitado su debate con el candidato, cogió su cartera y desapareció raudo incluso antes de que la presidenta del Congreso de los Diputados levantara la sesión.
A esa hora, el todavía jefe del Gobierno sabía la decisión del Partido Nacionalista Vasco (PNV). La suerte estaba echada. Desde la noche del miércoles se maliciaba que Urkullu y Ortúzar habían inclinado el pulgar hacia abajo.
Albert Rivera, despechado y con razón, lanzó al mentón del ausente Mariano Rajoy lo de "aprovechategui" recordando la "lealtad" y la "responsabilidad" que pregonaba hace nada de Pedro Sánchez y los dirigentes del PNV. ¡Fue una oblea 'xacobea' monumental! Con toda razón. Y cargado de argumentos. ¡Vaya vista, Mariano!
No sé si el Partido Popular llevará a cabo lo que tanto tiempo se le lleva reclamando. Pero Albert Rivera se constituyó como el único jefe del centro derecha en España.
Volvamos al del tractor. No había visto, ya en mi larga carrera como informador y observador de la cosa pública, a un orador subido en la tribuna del Congreso hacer una pieza tan jesuítica para al final decir que apoyaba la censura. ¡Maquiavelismo puro!
Lo sustancial del PNV en la tarde del jueves no fue el voto. Se sabía. No. Fue su desprecio a la "cosa española", eso no va con nosotros, vino a decir y dijo.
Esteban dijo algunas verdades, lectura objetiva del momento. La más importante, a mi entender, fue la apostilla final: ¡No le arriendo la ganancia, señor Sánchez!
Cuando al filo de las 13.20 horas del pasado jueves Mariano Rajoy dio por finiquitado su debate con el candidato, cogió su cartera y desapareció raudo incluso antes de que la presidenta del Congreso de los Diputados levantara la sesión.