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El astronauta quiere meter en cintura a las universidades
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Graciano Palomo

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El astronauta quiere meter en cintura a las universidades

Si el ministro Duque tiene los redaños de darle la vuelta a una situación endogámica en la universidad tendríamos que convenir que Sánchez cooptó un ministro para todas las estaciones

Foto: El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque. (EFE)
El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque. (EFE)

De las pocas cosas realmente sensatas que he oído a los nuevos ministros y ministras —17 en número frente a los 13 de Rajoy— en sus seis semanas de poder ha sido la intención del ministro de Ciencia y Tecnología, Pedro Duque, en hacer una ley de nuevo cuño para la reforma de la universidad.

Es una asignatura pendiente —nunca mejor dicho— desde los años 80 del siglo pasado. Todos los intentos han ido a peor. Con el PSOE y con el PP. Tenemos casi 60 universidades públicas y otras tantas privadas y ninguna de ellos incluye 'inputs' positivos en excelencia académica, investigación y aun en la transmisión de conocimientos.

Foto: Foto: EFE/ Enric Fontcuberta.

Si el ministro Duque tiene los redaños de darle la vuelta a una situación endogámica, nepotista, (con sus excepciones) en la universidad española tendríamos que convenir que Sánchez cooptó un ministro para todas las estaciones. ¡Quiero verlo!

Es una reforma —mejor revolución— tan necesaria como histórica en cuya encomienda los contribuyentes ponen muchos óbolos en sus aulas y en la que no sigue siendo posible mirar hacia otro lado. Solo exigimos la aplicación un mínimo de eso que se ha dado en llamar la "cultura del mérito" en la enseñanza superior española. ¡Una miaja de talento! ¡Una pizca de esfuerzo, dedicación y trabajo!

Es una reforma tan necesaria como histórica en la que los contribuyentes ponen muchos óbolos y en la que no sigue siendo posible mirar a otro lado

Dudo que en menos de dos años y con 84 diputados se pueda llevar a cabo tan ingente tarea. Porque uno tiene la sensación de pensar cuando oye a los satisfechos ministros de Sánchez pensar si ha habido elecciones generales y el PSOE ha igualado aquellos 202 diputados en los tiempos del tándem Felipe/Guerra. Viene a resultar cuando uno abre los ojos que las urnas brillan por su ausencia y que los compañeros de viaje lo son hoy, pero pueden dejar de serlo por la tarde. ¡Actitud encomiable! Viven y trabajan como si fueran de verdad y lo fueran a ser durante el resto de sus vidas. ¡Qué poderío!

La mitad de la legislatura se daría por buena si, en efecto, Pedro Duque es capaz de meter mano a una carísima e ineficaz universidad pública española —de las privadas mejor no hablamos, chiringuitos para privilegiados en busca de la cuenta de resultados— que a día de hoy no puede justificar con justeza la cantidad de recursos que consume y a cambio ofrece francamente poquito.

¡A por ello, astronauta!

De las pocas cosas realmente sensatas que he oído a los nuevos ministros y ministras —17 en número frente a los 13 de Rajoy— en sus seis semanas de poder ha sido la intención del ministro de Ciencia y Tecnología, Pedro Duque, en hacer una ley de nuevo cuño para la reforma de la universidad.

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