Falcon de Sánchez: de "secreto de Estado" a "cultura juvenil"

Dime de qué presumes y te diré al punto de qué careces. ¿Tan difícil resulta dar a conocer a la opinión pública contribuyente el coste del vuelo privado del presidente del Gobierno a bordo de un aparato de la Fuerza Aérea para pegarse unos bailes en Alicante? ¿Pero no se habían comprometido a explicitar hasta el último euro procedente del contribuyente?

El tema del Falcon refleja un estado de cosas en un presidente ávido y con ribetes de interinidad. Un medio informativo pidió formal y oficialmente el coste de aquella noche de marras –Begoña y su jauría de escoltas incluida- y desde el Complejo de la Moncloa se ha dicho que se trata de “información reservada”. ¡Con un par, oiga! Todo ello entre el clamoroso silencio de sus socios preferentes (Podemos) que habían llegado al redoble del tambor de la limpieza, la transparencia y la docencia social/comunista. ¡Con otro par, oiga!

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Luego ha venido el ministro de Cultura –Mâxim, vuelve que nos arrepentimos–, un tal José Guirao Cabrera, para decir que aquellos que critican el viaje del presidente “desprecian la cultura juvenil”. ¡Jajajaja! ¿Se puede ser más felpudesco?

Podría haber añadido que el viaje se perpetró a costa de los españoles por ”razones de urgencia” como en otras cuestiones de máxima actualidad.

Es como si el antiguo organizador de ferias culturales y saraos diversos del PP hubiera dicho, cuando se le criticó algunas de sus decisiones al efecto, que los críticos no quieren las exposiciones pictóricas o las exposiciones de otro tipo.

"Luego ha venido el ministro de Cultura, José Guirao, para decir que aquellos que critican el viaje del presidente 'desprecian la cultura juvenil”

Ya dice el cineasta Cuerda que resulta patético que en un país donde hasta las patatas se denominan “bravas” aguantemos lo que aguantamos.

¿De dónde han salido estos sujetos? Como no son unos estultos per se, habrá que concluir que se trata de unos jetas, palabra que utiliza el pueblo llano con harta frecuencia. Con la vicepresidenta Carmen Calvo a la cabeza. Escucharle produce dolor de cabeza. Por fatua intelectualmente hablando e incomprensible salvo una posición sectaria y cavernaria.