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Graciano Palomo

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En busca del voto útil

El sistema electoral español da prioridad a los partidos mayoritarios; sin embargo, el cuarteo de votos del propio o parecido surco resulta letal para el interés final que no es otro que conformar gobiernos

Foto: Imagen de archivo de un ciudadano español depositando su voto. (EFE)
Imagen de archivo de un ciudadano español depositando su voto. (EFE)

Más allá del CIS de José Félix Tezanos —la edad no perdona—, escasamente verosímil, lo que quedó claro desde 1977 es que la división del voto en los segmentos políticos de izquierda a derecha supone de 'facto' una victoria para el adversario.

Ello es tan de cajón que forma ya parte de los postulados en los que huelga demostrar. Sucedió con UCD y AP; le ocurrió lo mismo al PSOE /PSP (Tierno) y le pasó lo mismo al PSOE de Felipe cuando la Izquierda Unida de Julio Anguita cogió algún vuelo.

Leo en artículos de determinados analistas de la derecha el asombro de que Pedro Sánchez esté en el poder cuando durante siete años se han dedicado a sacar la piel a tiras a Rajoy y a su particular Partido Popular. Tengo que escribir 'ipso facto' que esto es una democracia y, por ende, cualquiera puede opinar lo que le venga en gana y depositar su voto a quien mejor le parezca. Pero un poco de coherencia. El sistema electoral español —pensado para la conformación de mayorías, fuerzas nacionalistas al margen— da prioridad a los partidos mayoritarios; sin embargo, el cuarteo de votos del propio o parecido surco resulta letal para el interés final que no es otro que conformar gobiernos ya sea en ayuntamientos, comunidades autónomas o el Ejecutivo de la nación. Como muestra o simple botón: en las últimas elecciones municipales en el Ayuntamiento de Madrid los votos que fueron a parar a la urna de Santiago Abascal (que había sido agraciado con todo tipo de prebendas por Esperanza Aguirre) permitió a Manuela Carmena alzarse con el palacio de Cibeles. Esto es así y no es de otra manera. Cosa diferente es que cada cual tienen sus propios intereses y son legítimos.

placeholder La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)

Por eso resulta tan interesante comprobar cómo se vehicula el voto en Andalucía el próximo 2 de diciembre. Especialmente en el centro-derecha y en la derecha más extrema. Y también si el centro-izquierda socialdemócrata de la presidenta Díaz resiste al empuje de la populista Rodríguez.

No he hablado de pactos postelectorales que son otra cuestión. Me refería solo y exclusivamente a matemáticas.

Más allá del CIS de José Félix Tezanos —la edad no perdona—, escasamente verosímil, lo que quedó claro desde 1977 es que la división del voto en los segmentos políticos de izquierda a derecha supone de 'facto' una victoria para el adversario.

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