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Graciano Palomo

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A Borrell, que ya lo fue todo antes de Sánchez, se le puede reprochar que anteponga el carguete (que no está mal) a una mera consideración de prurito moral

Foto: Los ministros del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de Exteriores, Josep Borrell. (EFE)
Los ministros del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de Exteriores, Josep Borrell. (EFE)

Hay dos ministros del gabinete Sánchez quiénes en el futuro, cuando sean pasta de jubilación, tendrán muy difícil justificar una etapa (corta necesariamente) subidos en el coche oficial que les ofreció Pedro Sánchez, el político que hasta la fecha jamás ganó una elección que no fuera dentro del PSOE.

Hablo de Josep Borrell y Marlaska porque el resto, si exceptuamos a Pedro Duque, si llega al olimpo político (que en España se traduce como llegar a ministro) es algo que se da por añadidura al que masajea al que manda. A Borrell, que ya lo fue todo antes de Sánchez, se le puede reprochar que anteponga el carguete (que no está mal) a una mera consideración de prurito moral.

Ser ministro porque los jefes de Rufián así lo han querido no debe ser (o sí) plato de buen paladar precisamente

Ser ministro porque los jefes de Rufián así lo han querido para un tipo tan pagado de sí mismo como el ministro de Asuntos Exteriores no debe ser (o sí) plato de buen paladar precisamente. Y que se juegue a las canicas con tu nombre y tu responsabilidad (Pablo Iglesias ofreció su cabeza a los golpistas a cambio de apoyo presupuestario) es ya el escarnio personificado en grado sumo.

Pero ahí sigue, semimoribundo en el palacio de Santa Cruz el mismo que tuvo que dimitir porque dos amigos suyos inspectores fiscales dieron la sensación de que eran un poco golfetes.

Foto: El portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián. (EFE)

El otro es Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior. Lo que una persona tiene que desdecirse de su trabajo anterior como juez de la Audiencia Nacional. Todo por demostrar a su marido que es ministro y manda. Salvo que su amiga Nativel Preciado se lo proponga, este tipo cuando se baje del oropel en Castellana 5 no tendrá quien le escriba. Y ello pese a no haber llegado a coronel.

Hay dos ministros del gabinete Sánchez quiénes en el futuro, cuando sean pasta de jubilación, tendrán muy difícil justificar una etapa (corta necesariamente) subidos en el coche oficial que les ofreció Pedro Sánchez, el político que hasta la fecha jamás ganó una elección que no fuera dentro del PSOE.

Josep Borrell Pedro Sánchez