Es noticia
Sánchez, caricia profunda del humo
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Sánchez, caricia profunda del humo

Se presenta y da lecciones como gran timonel del centro; no se despeina siquiera cuando pregona que él es el centro, después de sus ósculos con extremistas de todo tipo y condición

Foto: Pedro Sánchez antes de la cena de gala con el Rey y el presidente de Perú. (EFE)
Pedro Sánchez antes de la cena de gala con el Rey y el presidente de Perú. (EFE)

No figuro en la lista de los que creen que Pedro Sánchez deba pedir hora en el psiquiatra. Una ambición desmesurada o una chulería sin causa no es motivo supremo para sacar de verdad mentira o viceversa. Incluso, mi detectado y desvelado amigo "Korrosivo", podrá coincidir en ello, eso sí, sin calumniar o injuriar. Aunque se esconda tras un acróstico descifrable.

Cuando le oí en su alegato altisonante e irreal defendiendo sus nueve meses como primer ministro tuve la tentación (en primera instancia) de concluir por corto y por derecho; en realidad lo único que hizo fue interpretar el guion que previamente le había escrito algunos de los muchos y bien pagados "negros" que integran la "factoría Redondo (Iván)". Francamente, ese papel lo bordó.

Dio la sensación de que se creía que era un hombre moderado, un dirigente en busca de consensos básicos y un jefe del poder ejecutivo obsesionado con la felicidad de sus gobernados. Un español espigado en pos de ensanchar el país que le ha permitido cambiar de colchón cuando le plazca, gastar el dinero del contribuyente a manos llenas, decretar el secreto de Estado para evitar que nos enteremos de si la "primera dama" (sic) ha consumido recursos del erario público y un largo etcétera. No lo hizo mal, sinceramente. Lo que sucede es que la prédica no se compadece con los hechos. Por ejemplo, decir que busca una España en la que caben "todos" y acto seguido disminuir el espacio en su propio partido con purgas 'Beria style' y fusilamientos políticos sumarios 'ad hoc', utilizar con descaro instituciones en beneficio de sus deudos no parece algo que engorde su vademécum moral y mucho menos ético.

Pedro Sánchez, querido "Korrosivo", es un hombre esencialmente de humo. ¿Quiere ello decir que una mayoría de españoles le habrán tomado la medida ante la cita electoral del 28-A? Decididamente, no. Creo que puede urdir cuatro años más de poder.

Estimables conciudadanos, sufridos contribuyentes, despejen las avenidas para contemplar el marcial paso del líder inabarcable e inmarcesible

Humo. Se presenta y da lecciones como gran timonel del centro; no se despeina siquiera cuando pregona a los cuatro vientos que él es el centro, después de sus ósculos con extremistas de todo tipo y condición.

Si en poco más de ocho meses, con 84 diputados, ha dado tres veces la vuelta al mundo, establecido bajo su manto un nuevo orden mundial, sacado de la miseria a los españoles y habernos devuelto al liderazgo del mundo libre, imagínense lo que este buen hombre será capaz de muñir con cuatro años más en el palacio de la Moncloa, amplia mayoría en el Congreso, propios y extraños rendidos ante tamaño y descriptible talento.

Señoras y señores, estimables conciudadanos, sufridos contribuyentes, despejen las avenidas para contemplar el marcial paso del líder inabarcable e inmarcesible.

¡Nos rendimos, presidente!

No figuro en la lista de los que creen que Pedro Sánchez deba pedir hora en el psiquiatra. Una ambición desmesurada o una chulería sin causa no es motivo supremo para sacar de verdad mentira o viceversa. Incluso, mi detectado y desvelado amigo "Korrosivo", podrá coincidir en ello, eso sí, sin calumniar o injuriar. Aunque se esconda tras un acróstico descifrable.

Pedro Sánchez