Palo Alto
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Única salida: federalización (Felipe 'dixit')
Lo único seguro en esta hora es que el Pacto Constitucional de 1978 ha saltado por los aires y un consenso similar al que entonces se fraguó es extraordinariamente difícil
Conozco el hecho. A muchos españoles —incluso a los ilustrados, especialmente a los ilustrados— les produce hartazgo el tema catalán. No están dispuestos a que los intentos secesionistas de unos pocos —dos millones son pocos frente a siete— les inunden sus vidas porque, aunque no pudiera parecerlo, hay vida tras los supremacistas catalanes.
Sin embargo, habrá que reconocer que tras el despiporre de la deuda, incluso antes, el gran problema que tiene España es que su 20% amenaza su existencia. ¿Qué hacer después del juicio al 'procés' y de soportar a Torra?
La respuesta es muy compleja. Lo único seguro que resulta en esta hora es que el Pacto Constitucional de 1978 ha saltado por los aires y un consenso similar al que entonces se fraguó es extraordinariamente difícil por no decir imposible.
Felipe González, que fue un personaje clave en aquellos años históricos, propone como única salida de la "federalización" de España lo cual conllevaría una reforma constitucional para la que ahora mismo no hay posibilidad de acuerdo, se mire por donde se quiera. Algo habrá que hacer, desde luego. Han sido los independentistas los que 'motu proprio', creyendo que el Estado estaba en almoneda, han roto todo lo que era capaz de ser demolido y desde esa perspectiva han ayudado en demasía a la aparición, crecimiento y auge de movimientos a 'sensu contrario' que vienen también a cuestionar la viabilidad de convivencia política en la que, a día de hoy, es la tercera potencia europea.
Han sido los independentistas los que 'motu proprio' han roto todo lo que era capaz de ser demolido
Como señala uno de los pocos padres vivos de la Constitución hay que temer un "éxtasis" de un lado y de otro para enfrentar la reforma de esa ley fundamental.
Con "bloquismo", tan actual y tan descriptible, es difícil encarar cualquier atisbo de futuro ni siquiera a medio plazo. En cierto modo, habría que sentir melancolía por aquel "bipartidismo" imperfecto que dio aceptables resultados.
Conozco el hecho. A muchos españoles —incluso a los ilustrados, especialmente a los ilustrados— les produce hartazgo el tema catalán. No están dispuestos a que los intentos secesionistas de unos pocos —dos millones son pocos frente a siete— les inunden sus vidas porque, aunque no pudiera parecerlo, hay vida tras los supremacistas catalanes.