La izquierda y el independentismo

Cuentan que en Aragón se descarallan con el aspirante a representarles en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique, el guardián de las esencias “pablistas” (Iglesias) a propósito de sus recomendaciones/exigencias para que los ciudadanos de bien paguen sus impuestos.

La recomendación no tendría más suponer si Echenique hubiera pagado los impuestos de su asistente, la Seguridad Social del mismo en lugar de trampear con dinero negro. Tampoco si supiera algo de la propia historia de Aragón cuando dijo aquello de que “Cataluña tiene una identidad histórica de la que Aragón carece…”

Poca cosa. Lo que ya es para hacérselo mirar, máxime desde una perspectiva de izquierda extrema, es la carta de naturaleza que el propio jefe podemita, Pablo Iglesias, dio al independentismo canario recientemente blandiendo la enseña de esa deriva isleña.

Nunca he podido entender cómo es posible compaginar “arriba parias de la tierra…” Con posiciones nacionalistas demodés y esencialmente contrarias a los postulados de los padres del internacionalismo proletario, Karl Marx y Max Webber, entre otros. La praxis comunista – el propio Iglesias me reconoció personalmente durante una entrevista su ADN “comunista”- allí donde ha gobernado engulló todo lo que tenía que ver con el nacionalismo y, por ende, con el independentismo. Desde la extinta URSS –repúblicas bálticas, sin ir más lejos- a los acontecimientos más cercanos en Bolivia cuando uno de esos iconos (Evo Morales) amenazó con la fuera bruta si Santa Cruz decidía no obedecer a La Paz.

El alineamiento feroz de Podemos con los irredentos separatistas catalanes no tiene parangón en el mundo libre. ¿Acaso tienen que ver con el carlismo de Puigdemont, Homs ó Turull?

Se puede ser de izquierdas o independentista. Ambas cosas a la vez, imposible.