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Graciano Palomo

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En los últimos tiempos sirvió con lealtad los preceptos constitucionales e hizo grandes servicios a la estabilidad institucional del país, entre ellos, a la monarquía constitucional

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba en una foto de archivo. (Reuters)
Alfredo Pérez Rubalcaba en una foto de archivo. (Reuters)

En sus mejores años, cuando encandiló a Felipe González y luego a Zapatero con una inteligencia nada común por esos lares, se hacían chistes en el cuartel general de Ferraz sobre la "maldad maquiavélica" de "Fredy el químico" y su capacidad de intriga, especialmente dentro.

A mí siempre me pareció un personaje "superior" —dado lo que entonces había—, algo similar a lo que Emilio Butragueño elogió de Florentino Pérez, íntimo amigo del exvicepresidente que como todo el mundo sabe era un madridista convicto y confeso.

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba. (Reuters)

Cuando ya José María Aznar habitaba en Moncloa, invitó un viernes a Alfredo a intervenir en el programa 'La Espuela' que yo dirigía y se ponía en antena en Radio España (hoy Onda Cero). Llegó acompañado de su eterna esposa Pilar Goya, hermana de 'Tato', íntimo amigo mío y uno de los personajes más generosos y buenos que he conocido nunca. Estuvo sembrado Pérez Rubalcaba a caballo entre la ironía y la realidad. Consideraba, en efecto, que el centro y la derecha existen en España y que lo mejor era, sin duda, diferenciarse en las ofertas, pero confluir en los grandes y graves asuntos que entonces y ahora tiene planteados la nación.

Consideraba que el centro y la derecha existen en España y que lo mejor era, sin duda, diferenciarse en las ofertas, pero confluir en los grandes asuntos

Desde entonces mantuvo siempre una magnífica relación con un personaje que sí tenía el Estado en la cabeza, y los clichés que sobre él habían montado sus compañeros de militancia o eran interesados o sencillamente maliciosos. No fue una buena noticia su abandono de la vida política, aunque la seguí entre bambalinas y el silencio, como la misma pasión de siempre.

En los últimos tiempos sirvió con lealtad los preceptos constitucionales e hizo grandes servicios a la estabilidad institucional del país, entre ellos, a la monarquía constitucional.

El tiempo todo lo puede. Le deseo lo mejor allá.

En sus mejores años, cuando encandiló a Felipe González y luego a Zapatero con una inteligencia nada común por esos lares, se hacían chistes en el cuartel general de Ferraz sobre la "maldad maquiavélica" de "Fredy el químico" y su capacidad de intriga, especialmente dentro.

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