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Cuando enterraron a Rubalcaba
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Graciano Palomo

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Cuando enterraron a Rubalcaba

Podría parecer, por el semblante y las poses, que Sánchez era íntimo del exvicepresidente, cuando en realidad ni se hablaban

Foto: Sánchez firma en el libro de condolencias por Rubalcaba. (EFE)
Sánchez firma en el libro de condolencias por Rubalcaba. (EFE)

Un empresario muy conocido, situado personal y políticamente en el centroizquierda, que se había visto con Pérez Rubalcaba, junto con Rodríguez Zapatero, cuatro días antes de expirar, se hace cruces del grado de "farsa" que vio alrededor del féretro en carne mortal del que lo fuera todo (menos presidente) en las instituciones del Estado y, específicamente, en el Partido Socialista.

Le llamó poderosamente la atención el gimoteo de Pedro Sánchez…"cuando hacía tan solo cuatro días que Alfredo nos relató lo mal que se estaba comportando con él y con sus seguidos…". Podría parecer, por el semblante y las poses, que Sánchez era íntimo del exvicepresidente, cuando en realidad ni se hablaban.

Foto: Pedro Sánchez, con los candidatos a la presidencia de Canarias, Ángel Víctor Torres, y a la alcaldía de Santa Cruz, Patricia Hernández, este 16 de mayo. (EFE)

Con ello se ha cumplido la frase más brillante del finado: "En España sabemos enterrar bien a los muertos…". ¡Y tanto! Él mismo fue un ejemplo de lo que él mismo decía en general.

Escrito lo anterior, tengo que decir y digo, que en términos generales, con sus luces y sus sombras, Pérez Rubalcaba dio más a la política española de que lo que recibió. Ya sé lo del GAL, Faisán y otros procederes trabucaires que perpetró el "Rasputín" por excelencia de los últimos 30 años de la vida española. Pero un panegírico, e incluso una oración fúnebre, tiene que ser global, huyendo en lo posible de las pequeñas miserias humanas (que todos atesoramos) y subrayando lo positivo. El hijo del general tenía al menos una miaja del Estado en la cabeza y eso siempre conduce a un grado de responsabilidad. Creo que lo demostró claramente cuando España se iba por el abismo con aquellos jóvenes y viejos acampados alrededor de la Puerta del Sol.

Un panegírico, e incluso una oración fúnebre, tiene que ser global, huyendo en lo posible de las pequeñas miserias humanas

El resto lo dejo para los que saborean predios de los que pretendo huir porque hacen daño al corazón.

Tengo que preguntar a Pilar Goya, si su difunto marido dejó escrito algo que pudieran parecerse a unas "memorias". Alguna vez se lo pregunté a Alfredo y no dijo que no. Pudiera creer que, en efecto, la parca no le visitaría con tanta prontitud y el cántabro pensó que tendría tiempo de ordenar sus apuntes, sus recuerdos y sus odios.

¡Es la vida, Alfredo! O mejor, la muerte.

Un empresario muy conocido, situado personal y políticamente en el centroizquierda, que se había visto con Pérez Rubalcaba, junto con Rodríguez Zapatero, cuatro días antes de expirar, se hace cruces del grado de "farsa" que vio alrededor del féretro en carne mortal del que lo fuera todo (menos presidente) en las instituciones del Estado y, específicamente, en el Partido Socialista.

Alfredo Pérez Rubalcaba Pedro Sánchez