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El pacto PP / Ciudadanos tenía letra pequeña (y trampa)
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Graciano Palomo

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El pacto PP / Ciudadanos tenía letra pequeña (y trampa)

Se trata de poder. Al leer detenidamente el pacto se entiende el apoyo a una comisión de investigación contra Díaz Ayuso iniciada por Aguado, su propio número dos

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el vicepresidente, Ignacio Aguado. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el vicepresidente, Ignacio Aguado. (EFE)

Cuando en artículos anteriores se refería el columnista a una cierta melancolía por los principios muertos, tenía presente, entre otras cosas, lo ocurrido recientemente en el gobierno de la Comunidad de Madrid donde hay una teórica presidenta y un teórico vicepresidente.

Ignoro si realmente hubo trato de favor en AvalMadrid a la familia de Díaz Ayuso o si aquella cayó en el delito de alzamiento de bienes. También desconozco si el padre de Aguado consiguió de tapadillo un contrato de más de cien mil euros en la Asamblea de Madrid. Lo único que parece de cajón es que si desconfías de la honradez y el estilo ético de la persona con la que has llegado a un pacto lo mejor, digo, es romper el acuerdo con todas sus consecuencias. No tiene mucho sentido, digo, sentarse todas las semanas en un consejo de gobierno y que sus dos principales cabezas anden mirándose de reojo.

Foto: Isabel Díaz Ayuso junto a Ignacio Aguado. (EFE)

Releyendo la letra del largo y prolijo acuerdo madrileño entre Ayuso y Aguado uno puede encontrar alguna solución a tanto desvarío. Resulta que dicho pacto recoge el hecho de que si, por la causa que fuese la presidenta decayera, de forma automática el poder iría a manos del vicepresidente, es decir, Ignacio Aguado. ¿Lo pillan? Se trata de poder, oiga. Todo poder y nada más que poder. ¿Lo captan? Ahora se puede entender el apoyo a una comisión de investigación contra la jefa del gobierno regional por su propio número dos.

El caso de Madrid es el más llamativo pero no el único. En otros territorios donde se ha conseguido el acuerdo de centro derecha el asunto no tiene esos atrabiliarios matices, pero tampoco se puede afirmar con justeza que todos los esfuerzos vayan precisamente encaminados a resolver los muchos y graves problemas que tienen ante sí los ciudadanos. En Castilla y León, por ejemplo, donde el vicepresidente (Cs) va de comandante en jefe y el que lo es echa mano del Santo Job. ¡Vivir para ver!

Cuando en artículos anteriores se refería el columnista a una cierta melancolía por los principios muertos, tenía presente, entre otras cosas, lo ocurrido recientemente en el gobierno de la Comunidad de Madrid donde hay una teórica presidenta y un teórico vicepresidente.

Ignacio Aguado