Palo Alto
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Lo de Sánchez no puede acabar bien
Presidente, sí. Con 'potestas', también. Con 'auctoritas', no. Con palabra que creer, no. Por eso, no puede salir bien
“Sánchez es como ese jugador de casino compulsivo que porque una vez le haya salido un pleno al 29 está convencido de que toda la noche tendrá la suerte soplándole en la espalda…El problema no es ni su presente y mucho menos su futuro…El asunto grave es el porvenir del PSOE, un partido de 150 años que ha sido decisivo en la España moderna y democrática…”.
Esta es la declaración 'off the record' —¡faltaría más!— de una personalidad señera dentro de la socialdemocracia española (teme salir del anonimato porque sabe que su cuero cabelludo no resistiría la navaja de "amo Sánchez") que asiste (“como otro muchísimos compañeros”) horrorizado ante el rally del secretario general que no se para en barras con tal de desafiar, incluso, las leyes de la física y lo que es más importante, del sentido común.
Mi entrañable crítico semanal “ESCA”, más cursi que un grillo bisexual, a la par que más antiguo que la pana que vestía el pícnico Indalecio Prieto (el del yate 'Vita'), podrá defender al que le paga —tiene su lógica, especialmente entre la izquierda de salón— pero su jefe no habría obtenido 120 escaños (tres menos pese hacer las elecciones del poder y en plan ventajista/marrullero), si hubiera dicho antes de votar que muñiría un gobierno con “socialistas del siglo XXI”, es decir, comunistas de antes del Muro, y con los independentistas xenófobos, supremacistas y herederos del más rancio carlismo con “detente”.
Lo de Sánchez no puede acabar bien. No puede. Le conocí en platós de televisión cuando se declaraba como un liberal/liberal e incluso en su famosa 'tesisgate' alababa las reformas económicas del gobierno Rajoy “porque no cabía otra…”. No me dejará por mentiroso. Haga público el texto original y se confirmará lo que afirmo. Tiene un serio problema, dudo que alguien en su sano juicio esté por comprarle ya un coche usado…¡Y todavía no es presidente!
Resumiendo: el pacto con Podemos, hecho; los acuerdos con ERC, cocinados. Solo falta el camarero de guantes blancos que lo sirva…
En síntesis, el candidato a presidente del Gobierno ha tenido la habilidad de sustituir 'La Internacional' por el vuelo gallináceo. Desde el “Arriba parias de la Tierra, en pie famélica legión” ha pasado a entonar sin rubor una sardana con moje feudal por mucho “charnego” (la palabra no es mía, precisamente) que la adecente.
Resumiendo: el pacto con Podemos está hecho; los acuerdos con ERC están cocinados. Solo falta el camarero de guantes blancos que lo sirva… Es que soy el presidente…
Presidente, sí. Con 'potestas', también. Con “auctoritas”, no. Con palabra que creer, no. Por eso, no puede salir bien. Lo peor es que a nosotros -el pueblo llano y contribuyente- nos saldrá aún peor. El gran problema de Sánchez es que nadie le toma en serio; se le sufre, punto. Lo peor que le puede pasar a un primer ministro en ejercicio es que le tomen a chacota, como el pito de un sereno. Punto. Es el caso. Salvo para los plumíferos oficiales que abrevan en sus pesebres, naturalmente por cuenta del contribuyente. Tengo apuntados unos cuantos. Sin talento, pero unos cuantos.
Pese al pesebre, los jóvenes profesionales de los medios —incluso la prensa orgánica— empieza a reaccionar contra el 'satrapilla' de la auto imagen y la auto complacencia. Por ahí empezó siempre todo declive político. En este caso hablar de liderazgo resulta demasiado irreal.
PD. Puedo confirmar y confirmo que diversas personalidades del PSOE buscan el recambio. No está resultando sencillo. Las operaciones políticas de salón nunca salieron bien en España desde Fernando VII.
“Sánchez es como ese jugador de casino compulsivo que porque una vez le haya salido un pleno al 29 está convencido de que toda la noche tendrá la suerte soplándole en la espalda…El problema no es ni su presente y mucho menos su futuro…El asunto grave es el porvenir del PSOE, un partido de 150 años que ha sido decisivo en la España moderna y democrática…”.