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Palo Alto
Por
La tancreda iglesia española
Oyendo al Papa Francisco perorar en argentino y comprobar luego el estado de su Iglesia en España, sinceramente, hay que aferrarse a la melancolía. No queda otra. Se tapa todo
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¿Existe la Iglesia Católica en España? Burocráticamente, si. La de los dineros de Giménez Barriocanal, sin duda. La de la jerarquía ejemplarizante, no. La del tembleque ante los nuevos poderosos (léase próximo gobierno de izquierdas), naturalmente que sí.
Ya sabemos que para la Iglesia el tiempo es una medida fatua. En algo llevarán razón porque si en más de XX siglos de historia humana ha sobrevivido a papas simoniacos, curas pederastas, obispos que no creen en Dios, a administradores avaros y desleales, a intereses bastardos, en efecto, algo de divino insuflará sus muros.
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Lo que llama poderosamente la atención es el búnker irredento (Añastro, 1, Madrid) en el que se ha refugiado la Conferencia Episcopal Española (CEE) bajo la presidencia de un cardenal que no está ni se le espera. Fuentes de ese cuartel general eclesiástico me informan de que se han puesto muy nerviosos ante la queja de la dirección de “Podemos” a propósito de una burla en COPE sobre su gran capo. Lo tienen fácil: le dan a Iglesias un programita en TRECETV o en su cadena de emisoras y todo arreglado. Ya han podido comprobar cómo han cambiado de opinión respecto a una de sus “bichas” (el Rey) en cuanto han visto moqueta a la vista. Lo tienen sencillo, Barriocanal es el tipo más facilón cuando se trata de jurdó.
Oyendo al Papa Francisco perorar en argentino y comprobar luego el estado de su Iglesia en España, sinceramente, hay que aferrarse a la melancolía. No queda otra. Se tapa todo. Lo de arriba y lo de acullá. Se golpean el pecho y a correr.
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La jerarquía católica en España -dejo al margen a los curas y obispos trabucaires en Cataluña- tiene un problema: Que la verdad no les hace libres. ¡Cómo se nota en sus medios!
Definitivamente, amigos, qué buenos creyentes si hubiera buenos pastores.
¿Existe la Iglesia Católica en España? Burocráticamente, si. La de los dineros de Giménez Barriocanal, sin duda. La de la jerarquía ejemplarizante, no. La del tembleque ante los nuevos poderosos (léase próximo gobierno de izquierdas), naturalmente que sí.