Navajazos en el Gobierno

Este fin de semana, la famosa finca estatal en Quintos de Mora, es decir que continuamos pagando los ciudadanos, conoce en carne mortal a los 22 ministros de don Pedro Sánchez (Pedro I, el grande) que regresa de Cataluña de servir al Rey, de "servir al Rey…".

Juran por sus ancestros los muchos y exagerados oráculos monclovitas que no se ha producido en los últimos días "ningún elemento o circunstancia especial" que motive la invitación presidencial a su inabarcable Gabinete a disfrutar por cuenta del contribuyente el 'weekend' en el fabuloso paraje toledano. No es cierto. Tampoco habría que sacar ninguna maligna conclusión si reconocieran que dentro del Gobierno se están produciendo choques y hasta navajazos entre unos y otros; normal, máxime tratándose de un Gobierno en coalición. Lo reconoce hasta el mismo y más feliz ministro, Alberto Garzón.

Viene esto a colación porque el señor presidente dedicó parte de su carísimo "viaje de Estado" a Cataluña a descalificar a un medio que ese mismo día informaba acerca de su conversación con la número dos del régimen puro y santo que manda en Venezuela. Mentira, falso, basura… En boca de un dignificador de la verdad apellidado Sánchez.

¿Alguien en su sano juicio, mediano conocedor de lo que acontece en este lar, puede pensar que un diario como 'ABC', produzca una portada sin tener amarrada una información que ha contado con eco internacional extraordinario, muy especialmente en Estados Unidos? Bien, Sánchez habla de "mentira" pero su enorme gabinete mediático no ha mandado un desmentido escrito como es preceptivo en estos casos. ¿Quién ha podido filtrar esa llamada que se produce desde el teléfono móvil del ministro Ábalos? Verde y con barba. Sucede que este quiere matar a su colega de Interior (Marlaska) al que acusa por lo "bajini" de haber filtrado su encuentro con la dulce Delcy.

TE PUEDE INTERESAR

Ábalos admite que se despidió de la número dos de Maduro en la sala VIP de Barajas

Europa Press

Pero luego están, los ósculos del ministro de las Pensiones, Escrivá, y su entrañable compañera la ministra de Trabajo, Díaz, con la que no coincide ni a la hora de abrir la agenda. Pasaríamos luego a las puñaladas entre las vicepresidentas Calviño y Ribera con la CNMV de por medio, entre otras cuestiones. Podría luego relatar las obleas 'xacobeas' entre la vicepresidenta Calvo y el 'one' Redondo, el felpudo 'torrístico'.

Mucho más coherentes, como corresponde a la disciplina leninista, son los ministros de Podemos. Todos a una —a darle a Twitter— y ojo con el mínimo desvío.

Tienen mucho que hablar en Quintos de Mora. Sí. Eso si se habla…