Palo Alto
Por
Casado, dilema Cayetana
La política, además de valores, son votos. Y nadie vota a quien le cae mal. Cayetana, definitivamente, cae mal
No es la primera vez que la actualidad política me lleva hablar de la controvertida Cayetana Álvarez de Toledo, quizá, la principal apuesta, del jefe del Partido Popular, Pablo Casado.
Tras su hachazo a uno de los prebostes mediáticos del país, ha puesto en serias dificultades —o no— a su valedor partidario. Porque frente a las presiones internas y externas, es ahora cuando el líder del PP no puede entregar la rubicunda cabeza de su combativa portavoz parlamentaria.
CAT (¡curiosamente!) es una persona con cultura política y arrestos. ¿Son suficientes esos argumentos para disfrutar de un lugar tan notorio y definitivo como el que ostenta actualmente? La política, además de valores, son votos. Y nadie vota a quien le cae mal. Cayetana, definitivamente, cae mal, excepción hecha de una élite que pasta por sus predios.
Hasta ahora —al margen de brillantes piezas parlamentarias llenas de justeza democrática como es el caso catalán— no ha hecho otra cosa que meterse en charcos y tener escasa perspectiva de lo que es el Partido Popular. Responde ella a una facción muy definida y la derecha popular la sobrepasa. Pero el PP fue una formación grande precisamente por los votos de clases medias y clases populares que no entienden la "teoría de las élites".
La portavocía parlamentaria del principal partido de la oposición no es una cultureta 'weekend' en Oxford, recitando poemas de Arthur Christopher Benson. Hay que conllevar en la piel la sensibilidad de muchas capas sociales y de muchas inquietudes a diestra y siniestra.
¡De cajón!
No es la primera vez que la actualidad política me lleva hablar de la controvertida Cayetana Álvarez de Toledo, quizá, la principal apuesta, del jefe del Partido Popular, Pablo Casado.