D.E.P.

Son las tres letras más repetidas estos terribles días por el pueblo español, silente, atemorizado, roto, pasto del Covid-19, del desaliento y la derrota.

En un solo día, ¡con una media superior a los 600 fallecidos diarios! Les parece poco y un éxito. Los muertos que se apilan unos encima de otros, suman más que todos los caídos ante las bombas y los tiros en la nuca durante medio siglo de la criminal ETA. Y todo ello, pese a que Sánchez ha rescatado a la inmortal chica de Zapatero, Leyre Pajín como asesora en el comité científico. Este hecho ha tranquilizado mucho a esos "españoles en tiempo de descuento" que diría el galáctico ministro Duque.

¡Descansen en Paz! D.E.P., D.E.P

¿Cuántos RIP hay que recitar de verdad, Sánchez? ¿Por qué desinflas las cifras? ¿No puedes resistir una realidad que te perseguirá mientras vivas? Si mueres en casa, no sumas. Si te dan de alta, recaes y falleces, no formas parte de la legión de los que se han ido al otro barrio. Si falleces sin test, no cuenta. Sin autopsia, no vale... No hay ni un solo español vivo que sepa leer y escribir que a estas alturas no pueda concluir que el Gobierno está maquillando unas cifras terribles del capítulo D.E.P. ¿Por qué lo hacen? Porque les da pánico que ese ejército de españoles caídos les pueda apear de sus excesivas poltronas que, evidentemente, les vienen muy grandes. Entre esa inmensa retahíla de gente que se ha ido los hay de todo tipo, edad y condición.

¿Debemos esperar para enjuiciar serena, justa y democráticamente a este Ejecutivo a que haya que sacrificar a un perro? ¿Tenemos ya el permiso de un poder, en forma de leviatán, que quiere llevárselo todo por delante? Pedro Sánchez lleva casi dos años en el poder y no hizo nada por llenar los agujeros sanitarios de presupuestos que, según él, dejaron los gobiernos anteriores.

Un Gobierno que se describe a sí mismo con sus propios hechos como un pollo sin cabeza, deambulando en la inconsistencia, chapoteando en la rectificación en todos los frentes, chuleado por los mercaderes de test y mascarillas, cómodo en la salsa de la censura y manipulando, incluso ante los 'facts' televisados y, en definitiva, en la creencia de que se puede engañar a todos durante todo el tiempo a propósito de cualquier asunto. Su última comparecencia (jueves) para exhibir su "dictadura constitucional" (y en determinados casos claramente anticonstitucional) fue un monumento excelso a la falsedad con presuntos informes Oxford manipulados, declaraciones 'fakes' del jefe de la oposición conservadora portuguesa, ello sin detenernos en otras afirmaciones que solo se sostienen aplicando la realidad mágica monclovita.

¿Inactivo el Gobierno ante el virus que patea su trasero hora sí y día también en el corazón de españoles de todo tipo y condición? No. ¡Qué va! Hiperactivos desconocedores (por interés) de lo que es una gobernabilidad democrática, chorroborros de catón que se creen que son de verdad. Tratan de esconder todo aquello que, en su opinión, pudiera arrojarles a las tinieblas y cuando no puede ocultar una nefasta gestión la edulcoran con enormes dosis de infantilismo suicida. Creen que la mentira repetida mil veces, otras mil se convierte en verdad.

Hecho irrefutable: España con el 0,6% de la población mundial tiene el 29,8% de los muertos coronavirus. Punto.

D.E.P repican una y otra vez los españoles vivos. D.E.P., D.E.P., D.E.P.