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Sánchez, ¿qué hay del rescate?
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Graciano Palomo

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Sánchez, ¿qué hay del rescate?

Deberá olvidar, en cualquier caso, toda esperanza si cree que a los que le van a prestar dinero —bien a su pesar— le será tan fácil engañarles como a los españoles

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Cuando Pedro Sánchez sube a la tribuna del Congreso, siempre amparado obscenamente por su deuda Batet, hay tres formas de escucharle sin sonrojarse.

La primera con la conveniente preparación psicológica; la segunda, tener conciencia cabal de que intentará venderte burra ciega por caballo cuatralbo y la tercera, tener la decisión de en lugar de indignación producir jolgorio. No hay otra manera.

Sánchez convoca "a todas las fuerzas políticas" a una reunión para alcanzar "un gran acuerdo para la reconstrucción".

El presidente/mentira ha ido saliendo durante casi dos años de poder como ha podido; una vez mentía a los independentistas; otra a los constitucionalistas; robaba la cartera a quién podía y, finalmente, después de jurar por sus muertos (los de antes, no los de ahora) que jamás se iría al tálamo con "los de las cartillas de racionamiento" se corre unas noches de amor podemita inconmensurables. Pero la suerte no es para siempre y, ahora, acorralado por su propia incompetencia, se aferra a su mejor recurso para salvar su maltrecho trasero: la mentira ante un tema que le es imposible esquivar por muchas brigadas del amanecer que tenga en las Redes y los medios.

¿Cuántos muertos hay, señor Sánchez? ¿Quién se llevó la pasta de los test/estafa? ¿Qué nombres se esconden tras los 30 millones? ¿Cuántos desempleados están ya en la calle?

La oposición tiene la culpa de los males pandémicos que sufre el pueblo español. Toda, por supuesto. Europa es responsable de que no saquen a un gobierno manirroto y administrador sucio y descuidado (47.000 millones más de gasto antes de la pandemia) y a la negativa de Alemania y Holanda ante su derroche inmisericorde para comprar ánimos y su monumental despilfarro la acusa usted de insolidaridad y traición. Ellos sí saben utilizar la calculadora y tienen cabal sentido de que el dinero público no es de los gobiernos.

Bien. Ya ha liberado Europa medio billón de euros, gran parte para España. Pero no se autoengañe: no confía nadie en Europa en usted porque durante estos dos últimos años ya han conocido de su calaña de gobernante. Ahí en Europa están convencidos de que España tendrá que pedir el rescate del reino o salir del euro. Díganos la verdad, al menos, en algo. ¿Va a pedir o no el rescate? Muchos españoles en la actual hora creen que sería el mal menor.

Deberá olvidar, en cualquier caso, toda esperanza si cree que a los que le van a prestar dinero —bien a su pesar— le será tan fácil engañarles como a los españoles.

Olvide toda esperanza.

Cuando Pedro Sánchez sube a la tribuna del Congreso, siempre amparado obscenamente por su deuda Batet, hay tres formas de escucharle sin sonrojarse.

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