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¿Queda algo de la Constitución?
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Graciano Palomo

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¿Queda algo de la Constitución?

En 22 meses el Gobierno Sánchez y sus cuates se han fumado un grueso habano (de Cuba) con el incipiente prestigio de instituciones

Foto: Montaje: Enrique Villarino
Montaje: Enrique Villarino

La diferencia entre las naciones serias y las 'guachinanguis' está en sus instituciones. El Reino Unido podrá atravesar (y atraviesa) por todas las dificultades que quiera. Los Estados Unidos tendrán un presidente "atípico"; los países nórdicos pueden atravesar por intemperies. Pero tienen instituciones sólidas, respetadas, capaces de amparar las libertades y el Derecho.

La Constitución de 1978 aspiraba a que España contaran con instituciones que fueran capaces de ser referentes en momentos de estabilidad pero, sobre todo, de tribulación.

En 22 meses el Gobierno Sánchez y sus cuates se han fumado un grueso habano (de Cuba) con el incipiente prestigio de instituciones. RTVE, CIS, Correos, Fiscalía, Parlamento… todo ha sido a disposición del Poder Ejecutivo que aprovecha la pandemia para ponerlo a su exclusivo servicio.

Foto: El catedrático de Constitucional Carlos Flores Juberías.

Son muchos los juristas de prestigio, de derecha, izquierda y centro, los que han puesto el grito en el vacío ante el abuso y el superabuso de unos poderes ejercidos por un Gobierno que ni siquiera guarda ni las formas. Todo es bueno para el convento privativo Sánchez & Iglesias. No digamos ya del dinero público… Han cerrado el portal de Transparencia que impide ver, por ejemplo, a quién se les adjudica contratos para la compra de material sanitario, lo cual acrecienta la sospecha. Pretenden cerrar la boca a los que no les bailan el agua; consiguen poner sordina a aquellos que no van por el mundo con orejeras rojas y moradas.

En el colmo de la desfachatez el CIS asegura que el 97,3% de los españoles secunda la labor gubernamental ante la gestión del coronavirus. ¿Por qué no el 287%? Incluso ministros y altos dirigentes socialistas se permiten el lujo antidemocrático de remitir cartas con membrete oficial del partido a sus militantes para que denuncien aquellos que pongan reparos a los procederes del sanchismo.

¿Queda algún juez por ahí?

La diferencia entre las naciones serias y las 'guachinanguis' está en sus instituciones. El Reino Unido podrá atravesar (y atraviesa) por todas las dificultades que quiera. Los Estados Unidos tendrán un presidente "atípico"; los países nórdicos pueden atravesar por intemperies. Pero tienen instituciones sólidas, respetadas, capaces de amparar las libertades y el Derecho.

Reino Unido Lujo