Entre Almeida y Robles
Robles ha llenado un vacío clamoroso en beneficio de lo progubernamental y Almeida ha sido, sin afectación alguna ni estridencias, el alcalde de España
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En las grandes convulsiones suelen aflorar personalidades señeras con su escueto deambular. Sin decir mucho, incluso con hacer menos. En Ferraz y Moncloa desprecian la posibilidad de que el presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, pueda ser alternativa seria en el PSOE a Pedro Sánchez. Ignoro la razón, porque al menos llegaría al mando con alguna experiencia de poder y de gestión.
Comprendo que a los consumados 'sanchistas' (generalmente por precio y oropel) no les guste demasiado el buen cartel que se ha colgado durante la crisis Margarita Robles. Teniendo en cuenta que para los mismos solo hay dos timoneles: Sánchez e Iglesias… El resto no deberían contar.
Pero, sin hacer gran cosa, Robles ha representado con dignidad el colectivo uniformado que dirige; ha pedido perdón por los errores (algo que saca de sus casillas a los edecanes presidenciales) y ha llenado un vacío clamoroso en beneficio de lo progubernamental.
El caso de José Luis Martínez Almeida ha resultado una sorpresa para todos aquellos que solo veían un cabezón, no para los que le conocen un poco. Ha sido, en efecto, el alcalde de España. Sin afectación, sin buscar el enfoque de la cámara, sin presumir, simplemente remangado. Estar en su sitio, llenando más vacíos, buscando el dolor de sus vecinos para paliarlo en lo posible.
Una de las figuras más señeras del siglo XX, el hombre del "sangre, sudor y lágrimas", también dejó escrito que la cometa se eleva más alto contra el viento, no a su favor.
Almeida y Robles. Robles y Almeida.
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