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¿Nadie se queda atrás?
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Graciano Palomo

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¿Nadie se queda atrás?

Se queda gente atrás con palabrejas propias de pasquín festivalero. Se saca gente adelante con el coraje que ofrece el ejemplo y la no utilización de los pobres y desfavorecidos

Foto: Varias personas esperan en la fila para recoger alimentos proporcionados por la Asociación de vecinos de Aluche. (EFE)
Varias personas esperan en la fila para recoger alimentos proporcionados por la Asociación de vecinos de Aluche. (EFE)

Miro a mi alrededor y solo veo personas que se están "quedando atrás". Es uno de los mantras alambicados en laboratorios en desuso ideológico que repiten como papagayos la brunete mediática progubernamental, en determinados casos 'ad hominem', por precio.

"No vamos a dejar a nadie atrás...", repite al unísono el coro podemita de carteras... "A diferencia de otras crisis, ni un solo ciudadano se quedará en la estacada...", repiten con eco las mesnadas sanchistas. Es el nuevo "No pasarán...". La Historia enseña si pasaron o no.

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Hasta el día de hoy, los bien comidos solo tiene que ir al norte, centro, este y oeste del sur de Madrid, para comprobar que los únicos que no dejan a nadie atrás, a expensas de sus posibilidades, son las monjitas católicas a cambio de nada, ONG que se financian con aportaciones individuales y los 'amancios' y 'roigs' de turno que se sacuden el bolsillo para ayudar a sus semejantes. Las colas del hambre se extienden como el virus por todas las latitudes

Se queda gente atrás con palabrejas propias de pasquín festivalero. Se saca gente adelante con el coraje que ofrece el ejemplo y la no utilización de los pobres y desfavorecidos para utilizarlos como escalera para ascender peldaños en la cuenta de resultados y entre las fauces carnívoras del poder a cualquier precio.

Se están quedando atrás generaciones enteras de jóvenes sin presente y sin porvenir; se están quedando atrás los trabajadores que serán despedidos entre tanta pandemia y tanto desastre gubernamental; se van a quedar atrás diez millones de pensionistas a los que tendrá que recortar su escuálida pensión —no la de Cristina Almeida—, y presumiblemente también el resto de los 21 millones de españoles que viven gracias al Estado. Cuando los ajustes que impongan, los prestamistas no podrán saltarse por un Gobierno que cree que el dinero público es suyo.

¡Palabras vanas, cañas vanas/Mucho creces y poco granas!

Miro a mi alrededor y solo veo personas que se están "quedando atrás". Es uno de los mantras alambicados en laboratorios en desuso ideológico que repiten como papagayos la brunete mediática progubernamental, en determinados casos 'ad hominem', por precio.

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