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Por qué la izquierda radical odia a Felipe González
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Graciano Palomo

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Por qué la izquierda radical odia a Felipe González

La izquierda radical se la tiene jurada. Él conocía la historia de la II República y el papel jugado por el PCE. Una persona realista que hizo de la realidad la modernización del país

Foto: Felipe González. (Getty)
Felipe González. (Getty)

Hace unos días coincidí en un plató nada marginal de televisión con una de las compañeras de Pablo Iglesias de la que dicen se hizo rica mediante subvenciones en su pueblo natal. Su ferocidad contra el expresidente Felipe González tiene su aquel.

Conocí al líder histórico de la socialdemocracia española cuando comenzó la Transición. Al frente de un PSOE repleto de personas técnicamente dotadas —sobre todo, comparados con los actuales—, González adjuró del marxismo en aquel XXVIII Congreso ("hay que ser socialistas antes que marxistas") y en breve tiempo —tras la debacle de UCD— se hizo con el poder en el que permaneció durante catorce años.

Cambió España hasta no reconocerla ni "la madre que la parió" en expresión genuina de Alfonso Guerra. Coadyuvó decididamente en la Constitución, se apuntaló la forma de gobierno, se ingresó en la Unión Europea, convenció a Helmut Khol para que pagara las autovías, se extendió la sanidad "gratuita y universal", se concertó la educación y las libertades quedaron intactas. ¿Errores? Claro. La corrupción que decretó su expulsión del poder y el cansancio de materiales tras un periodo tan largo de gobierno.

Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, a su llegada a los cursos de verano de la Universidad Complutense, hoy. (EFE)

La izquierda radical, digámoslo claramente, comunista, se la tiene jurada. González conocía la historia de la II República y el papel jugado por el PCE. Una persona realista que hizo de la realidad la modernización del país. Sus logros fueron inmensos.

Los "nuevos" le odian y persiguen por muchas cosas. Entre ellas, porque no están a su altura. Porque defiende la libertad en aquellos países "madre" de los "nuevos", porque dice verdades como puños y porque aplica esa libertad a su propio conducir, amén de que es socialista hasta que comunista. Finalmente, porque las solapas de FG nunca se pudo describir la antigua caspa.

Nada en la vida permanece.

Hace unos días coincidí en un plató nada marginal de televisión con una de las compañeras de Pablo Iglesias de la que dicen se hizo rica mediante subvenciones en su pueblo natal. Su ferocidad contra el expresidente Felipe González tiene su aquel.

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