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La otra reunión en la Real Casa de correos
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Graciano Palomo

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La otra reunión en la Real Casa de correos

El asunto es que la responsabilidad de una menguante Ayuso afecta de plano a su jefe de filas y deteriora gravemente la posibilidad de alternativa

Foto: Ayuso se reúne con el presidente Pedro Sánchez para reforzar la colaboración en la lucha contra el covid-19.
Ayuso se reúne con el presidente Pedro Sánchez para reforzar la colaboración en la lucha contra el covid-19.

El pasado lunes se puso en escena una de las reuniones más kafkianas que se recuerdan por estos lares. El presidente del Gobierno en ejercicio rendía visita a la cuitada jefa (sic) del gobierno regional madrileño, Isabel Díaz Ayuso. Puro teatro, aunque hablar cara a cara nunca está de más, aunque sea para mentirse entre interlocutores. Bien. Pero hubo otra reunión paralela que desde mi punto de vista tiene más relevancia —dentro de la irrelevancia— que la oficial. Dos tahúres pagados de sí mismos, Iván Redondo (Moncloa) y Miguel Ángel Rodríguez (Sol). Dos grandes estadistas 'in action'. Ambos nos garantizan un plato encima de la mesa y entrar en la historia.

Lo cierto y verdad es que el de Moncloa le está mojando la oreja al de la Puerta del Sol. Mientras todos los observadores independientes —nacionales e internacionales— coinciden en señalar el desastre Sánchez ante el maldito virus de Wuhan, hete aquí que siete meses después en el imaginario de una gran parte de la opinión pública —no digamos de la publicada— el desastre total pasa por Madrid. No les faltan razones y argumentos para que esa imagen tenga valor. Redondo ha conseguido al final que se visualice en Isabel Ayuso, francamente tampoco es una mujer excesivamente sobrada, todo el desastre sin paliativos que el trabajo de su jefe se merece 'ad hoc' y 'ad hominem'. Esto es lo que sucede cuando el Gobierno consigue que la política española se instale en lo "líquido" frente a lo mollar.

"Se ha olvidado que el médico Simón jurara por sus muertos que 'aquí uno o dos casos o ninguno…'. Lo mismo da que da lo mismo"

Al final, todo el problema de España ante el covid-19 —se superan ya los 60.000 muertos según las funerarias y nos acercamos peligrosamente hacia el millón de contagiados pasa por la Puerta del Sol. Lo mismo da que da lo mismo que Lambán, Page o la presidenta riojana no sepan qué hacer ni cómo moverse. Se ha olvidado que el médico Simón jurara por sus muertos que "aquí uno o dos casos o ninguno…". Lo mismo da que da lo mismo.

El asunto es que la responsabilidad de una menguante Ayuso afecta de plano a su jefe de filas y deteriora gravemente la posibilidad de alternativa.

Dicho en román paladino: Iván, 5, Rodríguez 0.

Es lo que hay.

El pasado lunes se puso en escena una de las reuniones más kafkianas que se recuerdan por estos lares. El presidente del Gobierno en ejercicio rendía visita a la cuitada jefa (sic) del gobierno regional madrileño, Isabel Díaz Ayuso. Puro teatro, aunque hablar cara a cara nunca está de más, aunque sea para mentirse entre interlocutores. Bien. Pero hubo otra reunión paralela que desde mi punto de vista tiene más relevancia —dentro de la irrelevancia— que la oficial. Dos tahúres pagados de sí mismos, Iván Redondo (Moncloa) y Miguel Ángel Rodríguez (Sol). Dos grandes estadistas 'in action'. Ambos nos garantizan un plato encima de la mesa y entrar en la historia.

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