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Jueces, ¿conservadores & progresistas?
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Graciano Palomo

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Jueces, ¿conservadores & progresistas?

Se ha llegado a casos realmente extremos cuya responsabilidad debería llegar hasta esas instancias de garantías jurídicas europeas

Foto: El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, acompañado por el ministro de Justicia del Gobierno, Juan Carlos Campo (i). (EFE)
El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, acompañado por el ministro de Justicia del Gobierno, Juan Carlos Campo (i). (EFE)

La izquierda desconocedora de que en 1989 cayó el Muro de Berlín sigue en su viejuno empeño a la hora de distribuir epítetos. Lo hace por doquier sin reparar en oficios, profesiones o responsabilidades; creen que están instalados en la superioridad moral, olvidando que no hay nada más "progresista" que la verdad y la decencia.

Especial relevancia tiene lo que afecta a la judicatura. No pasa un día sin que nos enteremos de que tal o cual juez o fiscal es "conservador" o "progresista", prejuzgando sus autos y sentencias con base en una adscripción preñada de juicios de valor. Lo sustancial, entiendo, es si esos autos y sentencias se ajustan a Derecho, si interpretan correctamente la ley y si valoran correctamente las pruebas.

Foto: Carlos Lesmes, junto al ministro de Justicia. (EFE)

Eso parece dar igual. Se pueden ver a jueces y fiscales en activo, con tendencias ideológicas diferentes, que no se abochornan de ir sin venda ni balanza a los programas de radio y televisión, firmando columnas en los periódicos con estandarte político. Es difícil encontrar en el entorno europeo algo similar. A la vista de esos pronunciamientos públicos, sin rubor ni decoro, se puede averiguar antes que firmen el tenor de sus sentencias. Se ha llegado a casos realmente extremos cuya responsabilidad debería llegar hasta esas instancias de garantías jurídicas europeas. Jueces que juran por sus muertos veracidad y conocimiento en sus sentencias y poco tiempo después órganos superiores desechan sus fallos… Todo ello ocurre mientras siguen vistiendo sus togas, aunque el "error" sea de grueso calibre. Solo conocemos dos casos de inhabilitación por prevaricación y corrupción. Aquel juez catalán, Luis Pascual Estellví, obediente a Jordi Pujol, y el carísimo Baltasar Garzón (el que cobró una millonada de Emilio Botín y ahora como abogado de lo mejor de cada casa), que vuelve por sus fueros y se pasa el día intrigando con algunos de sus excolegas, uno de ellos propuestos por la izquierda política para formar parte del nuevo Consejo General del Poder Judicial después de haber servido a sus intereses.

El pueblo cada día tiene más claro que la Justicia en España ni se ha quedado sorda, ni ciega.

Este sí que es un gran problema escasamente progresista.

La izquierda desconocedora de que en 1989 cayó el Muro de Berlín sigue en su viejuno empeño a la hora de distribuir epítetos. Lo hace por doquier sin reparar en oficios, profesiones o responsabilidades; creen que están instalados en la superioridad moral, olvidando que no hay nada más "progresista" que la verdad y la decencia.

CGPJ Baltasar Garzón Jueces