Es noticia
Ayuso
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Ayuso

De villana pasa a heroína sin solución de continuidad por mor de unos ataques que todo el mundo interpreta en clave de “vendetta” política

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

Una presidenta por accidente (aquella primigenia necesidad de Casado al hacerse cargo de la herencia del huidizo Rajoy) que terminará convirtiéndose en una estrella del pobre firmamento patria de nuestros días.

Debe agradecer el favor a la chorroborrez monclovita que dispara con pólvora del rey sobre el caserón de la Puerta del Sol en uno de los ejercicios más estultos que el columnista recuerde. Así de villana pasa a heroína sin solución de continuidad por mor de unos ataques que todo el mundo interpreta en clave de “vendetta” política a propósito de un territorio -el más pudiente e informado de todo el Reino- que se resiste a ser entregado al puño y la rosa. Más que los “inputs” a colgar en la pechera de la presidenta madrileña lucen los ataques del enemigo político (“Madre, qué bien resisten; madre, qué bien resisten; los madrileños, los madrileños”) empeñado en llevarle en volandas. Es uno de los logros exclusivos del “primer ministro”.

Díaz Ayuso necesita de los tarjetones tabulados para deambular por el escenario. Pero el tiempo corre a su favor, según dicen las encuestas. Los madrileños que siempre fueron compasivos, incluso muy compasivos, se apiadan de una mujer con pretensiones de lideresa a la que el poder la visitó antes de tiempo. Las lecturas que nunca hizo se echan a faltar en una hora aciaga como la actual. Pero, ¿quién dijo lecturas si enfrente tiene a un señor al que le redactaron la tesis doctoral?

Los madrileños que siempre fueron compasivos se apiadan de una mujer con pretensiones de lideresa a la que el poder la visitó antes de tiempo

Los madrileños observan atónitos como un señor que tiene todo el poder del Estado -y lo utiliza sin miramientos y con exceso- acorrala a una joven dama cuya única virtualidad es no meterse debajo de la mesa cuando las bombas explotan a su alrededor. En esas estamos y seguimos estando.

Al poderoso y a la asediada, por igual, los contribuyentes acudimos en su auxilio; unos contribuyentes que asisten atónitos a una versión cara y actualizada del añejo y madrileño corral de comedias.

¡Que venga Lope y lo escriba! Quizá mejor Francisco de Quevedo, el de la ácida pluma.

Una presidenta por accidente (aquella primigenia necesidad de Casado al hacerse cargo de la herencia del huidizo Rajoy) que terminará convirtiéndose en una estrella del pobre firmamento patria de nuestros días.

Isabel Díaz Ayuso