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UE, para soltar dinero, exige "centralidad y buen uso"
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Graciano Palomo

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UE, para soltar dinero, exige "centralidad y buen uso"

A los socios europeos les preocupa España. Mucho. Especialmente por el “gasto”, pero también por determinados procederes poco democráticos para los cánones europeos

Foto: Angela Merkel, Ursula Von der Leyen y Christine Lagarde. (Reuters)
Angela Merkel, Ursula Von der Leyen y Christine Lagarde. (Reuters)

Durante la semana que agoniza he conocido diferentes informes de diplomáticos europeos acreditados en Madrid con destino a sus jefes en Berlín, París o Roma y otras capitales de menor peso dentro de la primera transnacional política del mundo, que no otra cosa es la Unión Europea. Sus interlocutores básicos en España pasan por grandes y medianos empresarios que han expresado su preocupación por la “deriva” de un Gobierno instalado en el “realismo mágico”.

A los socios europeos les preocupa España. Mucho. Especialmente por el “gasto”, pero también por determinados procederes poco democráticos para los cánones europeos, verbigracia, el nombramiento de la Fiscal General, el control total de los medios públicos, los ataques al Rey por parte de medio Gobierno y, por la deriva, en fin, de un poder ejecutivo socialextremista. Insisto, sobre todo, especial preocupación por las cuentas públicas que afectan de plano a la solvencia y posición de la moneda única. También los distintos servicios que se dedican a tabular informes -económico/políticos- con destinos a sus gobiernos están resultando muy activos en los últimos meses, valoración de la gestión covid-19 incluida.

Foto: Un empleado coloca una señal bajo las banderas europeas en el Consejo. (Reuters)

Ojo con las tres mujeres -Merkel, Lagarde (BCE) y Von der Leyen (Comisión)- que son decisivas para dar el visto bueno a los Presupuestos que les lleguen desde Madrid para poder luego firmar los cheques del tan cacareado rescate europeo. Sánchez, según las mismas fuentes, ha recibido innumerables mensajes desde las instancias comunitarias, salvando, claro está, la soberanía (la escasa que resta cuando se depende de los demás) intrínseca a un Estado miembro de la Unión.

Pidieron primero, exigen ahora ´”centralidad política”, sensatez general y no perder de vista el marco general de valores sobre los que se construye la UE con especial referencia a la presencia de miembros comunistas -que siguen y analizan con especial interés- en un gobierno de la cuarta potencia de la transnacional política. Luego vendrá la recomendación/imposición acerca del buen “buen uso” que debe hacerse de los dineros procedentes de Bruselas.

Resulta que es este un asunto capital. Todo el mundo medianamente informado sabe perfectamente que España no saldrá adelante sin esa prometida ayuda. Lo que preocupa a los países “dantes” es que el Gobierno del “tomante” (España) no sepa como enfrentar las cuatro crisis formidables que tiene encima: la pandemia sanitaria; la pandemia económica/laboral; la crisis institucional (cuestionar la monarquía parlamentaria desde el poder) y, finalmente, la permanente e irresoluta crisis territorial.

Ojo al dato.

Durante la semana que agoniza he conocido diferentes informes de diplomáticos europeos acreditados en Madrid con destino a sus jefes en Berlín, París o Roma y otras capitales de menor peso dentro de la primera transnacional política del mundo, que no otra cosa es la Unión Europea. Sus interlocutores básicos en España pasan por grandes y medianos empresarios que han expresado su preocupación por la “deriva” de un Gobierno instalado en el “realismo mágico”.

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