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¿Ricos por el covid? ¿Por qué se esconden?
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Graciano Palomo

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¿Ricos por el covid? ¿Por qué se esconden?

Iglesias suele escamotear el control parlamentario con frases 'ad hominem' y ocultarse con gracietas dirigidas a los interpelantes, muy especialmente si son diputados o senadores del PP

Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. (EFE)
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. (EFE)

No se puede entender, salvo que medien intereses espurios, que un sinfín de contratos financiados con dinero del contribuyente (34 como mínimo) y adjudicados por la Vicepresidencia de Asuntos Sociales (Iglesias) permanezcan bajo siete llaves —como el sepulcro del Cid— en clara contradicción no solo con la ley en vigor, sino contra las promesas de regeneración, transparencia y ejemplaridad venteadas en su día por el caudillo podemita que, recuerdo, prometió acabar con los "reservados" y transmitir cualquier negociación en streaming.

Ocultan los beneficiarios, la cuantía y los detalles del porqué dichas adjudicaciones se llevaron a cabo. Existe, en teoría, una Plataforma de Contratación del Sector Público que permanece silente ante tamaño desatino. Afectaría ello al material sanitario, suministros para la protección de trabajadores y hasta para el equipamiento informático del Imserso.

No se equivocaba Iglesias al exigir desde la oposición la transparencia. Se equivoca ahora cuando hace de sus promesas un sayo zamorano

Todos los españoles de la actual hora con un mínimo de memoria recuerdan las constantes y flamígeras exigencias de los líderes de Podemos al gobierno Rajoy para que explicitara en dónde se gastó hasta el último euro del dinero público, a quién se benefició y cuáles fueron los resultados. ¿Se equivocaba Iglesias al exigir desde la oposición la citada transparencia? Definitivamente, no. Se equivoca ahora cuando hace de sus promesas un sayo zamorano.

Esos contratos fueron suscritos durante el estado de alarma y chapoteando unas circunstancias de excepcionalidad constitucional y política.

Foto: La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero (c), la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (i), y la ministra de Igualdad, Irene Montero, tras el Consejo de Ministros. (EFE)

Se equivoca también si cree que el secreto podrá serlo para siempre. El dinero siempre deja rastro, aunque entiendo que el jurdó respecto a la financiación de su formación —de aquí y sobre todo de acullá— le perseguirá mientras viva en política y después de ella.

Suele escamotear el control parlamentario con frases 'ad hominem' —por cierto, cada día con menos ingenio— y ocultarse con gracietas dirigidas a los interpelantes, muy especialmente si son diputados o senadores del PP. "No me pueden acusar a mí de ser un dirigente del PP…".

Lo que hicieron aquellos dirigentes del PP ya lo sabemos y han pagado por ello. Es de suponer que Iglesias no quiere seguir el mismo camino.

No se puede entender, salvo que medien intereses espurios, que un sinfín de contratos financiados con dinero del contribuyente (34 como mínimo) y adjudicados por la Vicepresidencia de Asuntos Sociales (Iglesias) permanezcan bajo siete llaves —como el sepulcro del Cid— en clara contradicción no solo con la ley en vigor, sino contra las promesas de regeneración, transparencia y ejemplaridad venteadas en su día por el caudillo podemita que, recuerdo, prometió acabar con los "reservados" y transmitir cualquier negociación en streaming.