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Sánchez, a lomos del "realismo mágico"
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Graciano Palomo

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Sánchez, a lomos del "realismo mágico"

¿Cómo un personaje de semejante catadura ha podido hacerse con todos los resortes del Estado sin tener siquiera una idea aproximada de lo que es y representa el Estado?

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

"Algunos seres humanos ven el mundo con lo que llevan en el corazón"

Goethe

"El Gobierno está donde está la mayoría de los ciudadanos: Constitución, democracia, limpieza…", dijo Pedro Sánchez en uno de los canales españoles en manos de ese ejemplo mundial de honestidad y decencia llamado Silvio Berlusconi, que encontró en este país terreno abonado para sus infecciosos productos. "Eso significa —dice Sánchez— libertades, derechos… Ni han llegado los bolcheviques, ni España se ha roto".

Casi a la misma hora, un colaborador cercano a Felipe González, que avanzó y modernizó España y sí tiene una idea de la nación, subrayaba que el PSOE es ahora apenas una máquina destinada a chocar contra algún muro de la Historia, con todos nosotros dentro como pasajeros atestados en los vagones de un delirio personalista que va directo hacia el precipicio de la descomposición y la ruina de España.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante el acto del Programa Misiones de Ciencia e Innovación celebrado este miércoles . (EFE)

El gran problema del presidente es que está instalado en el 'realismo mágico' de las montañas de Antioquía y que tan grande éxito propinó a Gabriel García Márquez. Pero Sánchez no es Gabo, ni ha escrito jamás nada. De hecho, a su plumífero, un tal Luisgé Martín, le acaban de conceder un premio literario sabiendo el donante que vive cerca del 'conducător'. No es que millones de españoles, como afirma Sánchez, estén en otro planeta, no. Es que él ignora que hay inmensas colas del hambre en su Ítaca feliz; desconoce que el PIB per cápita de España es un 30 por ciento inferior a la media de la eurozona; que su vicepresidente está en ofensiva permanente desde el poder contra la Constitución y las instituciones (en realidad, no hace otra cosa); que su correligionaria Núria Marín, alcaldesa de Hospitalet, ha sido detenida por corrupción.

En su realismo mágico, sus flagrantes mentiras son retruécanos de talento; en su realismo mágico, retorcer y corromper los argumentos son una salida como otra cualquiera para escapar de su propia ratonera. Con descalificar a la oposición —algo muy propio de los bolcheviques/bolivarianos— cree que tiene suficiente para continuar disfrutando subido al machito. Le produce risa que nada menos que el número dos del PSOE y ministro de Fomento, el chico de la Delcy, confunda el referéndum de la Constitución con el referéndum sobre la OTAN; lo mismo da que da lo mismo que su vicepresidenta Calvo, teórica catedrática de Universidad, inventó palabros como "expertitud" y que su ministra de Educación haya levantado en armas a centenares de intelectuales de todo el país con su intento de arrinconar la segunda lengua más hablada en el mundo… ¡Bah, solo son unos ministros!

Foto: El escritor Luisgé Martín (EFE)

Este es Sánchez. El mal remedo de García Márquez. Quizá nunca haya oído hablar del Nobel colombiano… Mucho menos leerlo. Confunde valor y precio a la misma velocidad que tras el otrora letal insomnio le hace caer ahora feliz en brazos de Morfeo.

¿Cómo un personaje de semejante catadura —se preguntan constitucionalistas de todo signo y condición— ha podido hacerse con todos los resortes del Estado sin tener siquiera una idea aproximada de lo que es y representa el Estado?

Don Claudio Sánchez-Albornoz, si pudiera salir de su fría tumba abulense, escribiría un leve tratado sobre tamaño enigma histórico.

"Algunos seres humanos ven el mundo con lo que llevan en el corazón"

Pedro Sánchez