Danke Merkel, danke Ursula

Alejadas ambas mujeres teutonas de centro-derecha de cualquier fanfarria huera y hueca, en una semana han venido a demostrar, desde su moderación política y solidaridad fehaciente, por encima de siglas y sambenitos, dos cosas. Hechos y no palabras alambicadas en oscuros laboratorios de imagen 'made in México' que no de la George Washington University.

La primera que Europa y su Unión funciona. Están llorosos aquellos que blanden la piqueta antieuropea en la ignorancia supina de que la Unión Europea (UE) es la primera potencia transnacional del mundo en cuestiones de derechos humanos y en el reparto de obligaciones.

Angela Merkel y Ursula von der Leyen han dado una lección de generosidad a propios y extraños; pese a que la vacuna que se reparte en Europa –entre estas dosis, también las españolas– se ha incubado en laboratorios germanos (BiOntech), decidieron que antes que sus propios las grandes cantidades tenían que ir a aquellos países de la Unión con necesidades más perentorias.

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¿Han presumido Merkel y Von der Leyen de algo? No necesitan ampararse bajo siglas hueras ni hacer espasmos de solidaridad. Hechos. Parece mentira que haya que recordar que las dosis anti covid-19 han sido compradas y repartidas por la UE y que, desde luego, ningún primer ministro cuyo país pertenece a ese selecto club –del que tan absurda como erróneamente decidieron irse los británicos– tendría que tener el descaro y la desfachatez de adjudicarse algo que no le es propio.

Alemania bajo el mandato de la modesta canciller Merkel salvó a Europa en la anterior crisis económica en gran medida a expensas de Berlín. Incluso aquellos países que tuvieron que ser rescatados (Portugal, Irlanda y Grecia) están ahora mucho mejor que antes, excepción hecha de la pandemia.

Merkel, que vino de estar bajo la 'Stasi' –aquel siniestro conglomerado represivo que tanto parece gustar a Monedero–, puede irse a la jubilación tranquila. Hizo y hace su papel en medio del reconocimiento general de sus compatriotas y del resto del mundo. Su heredera política, Von der Leyen, deja claro a diario que la mejor Europa es posible.

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Con categoría humana, solvencia técnica, visión generosa del mundo y perspectivas amplias. No necesitan forzar el sistema democrático, ni miles de horas en las televisiones. Hechos y conductas que hablan por sí solas. ¡Qué envidia! ¡Qué sana envidia!