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Lecciones de don Niceto (Alcalá-Zamora): 1931-2021
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Graciano Palomo

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Lecciones de don Niceto (Alcalá-Zamora): 1931-2021

El primer presidente de la II República Española fue depuesto con malas artes por los extremismos a derecha e izquierda de aquel incestuoso periodo de la vida española

Foto: Niceto Alcalá-Zamora con Francisco Franco.
Niceto Alcalá-Zamora con Francisco Franco.

En ocasiones, el columnista tiene la tentación de concluir que gran parte de los males que aquejan a esta soberbia e inacabada que llamamos España asientan sus reales en la falta de lecturas que conlleva directamente a colgarse del brazo del último cliché que se esparce por el viento.

Lo anterior me lleva directamente –ahora que una excelsa minoría en el poder intenta poner de moda un debate que preocupa tanto a los ciudadanos como una higa– a recomendar modestamente el libro 'Asalto a la República' que se nutre básicamente de los diarios del que fue primer presidente de la II República Española, el cordobés Niceto Alcalá-Zamora, depuesto con malas artes por los extremismos a derecha e izquierda de aquel incestuoso periodo de la vida española (1931-1936) que acabó en una inmensa tragedia.

¿Por qué no fue posible la paz? ¿Por qué se malogró aquel gran entusiasmo del pueblo español a la caída de Alfonso XIII? Leyendo las notas diarias de Alcalá-Zamora, el hombre de Priego perseguido hasta su muerte en tierra extraña y lejana, tanto por la derecha cerril –Gil Robles-–como por la izquierda rabiosa –Largo Caballero– se concluye que el intento centrista, ideado por mentes patrióticamente lúcidas, se consumió en la fogata de los extremismos cada uno en su frontera.

Foto: Manuel Azaña, presidente de la II República.

Releyendo los dietarios de don Niceto uno siente la tentación de creer que el abogado andaluz los escribe en este tiempo porque, salvando, claro está, los noventa años transcurridos desde entonces, las similitudes son más que evidentes. Entonces, cada extremo quería implantar su modelo –no exento de intereses personales y hasta espúrios– y hoy cada extremo pretende implantar sus recetas. Ni entonces ni hoy parece haber interés alguno en consensuar un proyecto común dejando naturalmente las asperezas y los sectarismos tan improductivos como estériles. El sueño del primer presidente de la II República se materializó a la muerte del general Franco y con la Transición.

El poso triste y melancólico que pudiera derivarse de los apuntes vivenciales de Alcalá-Zamora se mitiga con la esperanza de que hoy España es más europea que nunca. Sin olvidar que Europa cree básicamente en la libertad de cada Estado miembro dentro de un marco básico imprescindible de libertades. Todas las libertades.

En ocasiones, el columnista tiene la tentación de concluir que gran parte de los males que aquejan a esta soberbia e inacabada que llamamos España asientan sus reales en la falta de lecturas que conlleva directamente a colgarse del brazo del último cliché que se esparce por el viento.

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