Es noticia
El sueño eterno del Partido Comunista
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

El sueño eterno del Partido Comunista

Tendrían que pasar 41 años hasta que aquel sueño del viejo zorro (por astuto e inteligente) Carrillo se hiciera realidad en los cuerpos mortales de Iglesias, Alberto Garzón y Yolanda Díaz

Foto: El ministro de Consumo, Alberto Garzón. (EFE)
El ministro de Consumo, Alberto Garzón. (EFE)

A la vista de los acontecimientos –“frente a hechos no caben argumentos” (San Agustín)– ya surgen voces objetivas dentro de la izquierda (incluso de la extremista/radical) rebajando la presunta inteligencia de Pablo Iglesias y poniendo (presente continuo) en almoneda su catadura moral.

Eso sí, reconocen una capacidad infinita para conducirse en sentido diametralmente opuesto al que se manifiesta a diario en temas esenciales: vivienda, fiscalidad, transparencia, meritocracia, empleo y ejemplaridad.

Los exaltados elogios, en ocasiones un tanto “extremistas” por parte de sus principales deudos –Díaz, Echenique, Belarra, Santiago– van de lo suyo. No van a cortar, al menos por ahora y hasta comprobar cómo funciona el personaje el 4-M, el dedo que los ha conducido a puestos que no pudieron soñar ni en sus tiernas madrugadas, a disfrutar de prebendas económicas y a chapotear en todos los egos que en un país sureño como España son inherentes al cargo político.

Foto:  Alberto Garzón, Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. (EFE) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Iglesias entrega Podemos al PCE
José Antonio Zarzalejos

Recuerdo que en determinada ocasión –durante un vuelo Madrid-Córdoba a bordo de una avioneta alquilada para la campaña electoral (1979) por el Partido Comunista–Santiago Carrillo me dijo esto: “Los comunistas españoles tras la instauración democrática impulsada por el Rey y Suárez hemos sabido aprovechar lo que parecía imposible hace unos años cuando estábamos en la clandestinidad, pero nos falta estar presentes en un Gobierno (concentración se decía entonces) para adquirir respetabilidad…”.

Tendrían que pasar 41 años hasta que aquel sueño del viejo zorro (por astuto e inteligente) comunista, amigo personal de Nicolae Ceausescu y el mariscal Tito (entre otros próceres comunistas), se hiciera realidad en los cuerpos mortales de Iglesias, Alberto Garzón, Yolanda Díaz primero y ahora mismo en el de Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista de España. De modo y manera que es inentendible que Sánchez se moleste cuando se habla del Gobierno “socialcomunista”. Sacan pecho ellos mismos con su estandarte de “comunistas”, no ocultan su orgullo por estar en el mismo bando que Fidel Castro –su gran icono–, Chávez, Ortega, Evo. Se conducen hoy, bien observado y en el fondo, con los mismos presupuestos políticos que sus mayores y chapotean en las mismas contradicciones. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.

Lo difícil es vivir y ejercer las libertades en aquellos lugares donde sus camaradas mandan

Saben aprovechar con ventaja, incluso con gran ventaja, la libertad que ofrece la democracia –como debe ser– aunque esto es relativamente fácil. Lo difícil es vivir y ejercer las libertades en aquellos lugares donde sus conmilitones –camaradas, los llaman– mandan. Doy fe de que es algo heroico. Que se lo pregunten –si no hubiese sido fusilado por el castrismo– al general Orlando Ochoa o más recientemente a Leopoldo López.

En cualquier caso, Carrillo estaría orgulloso de Iglesias, Díaz, Garzón, Santiago y Belarra. Y quizá también asombrado. Muy asombrado.

A la vista de los acontecimientos –“frente a hechos no caben argumentos” (San Agustín)– ya surgen voces objetivas dentro de la izquierda (incluso de la extremista/radical) rebajando la presunta inteligencia de Pablo Iglesias y poniendo (presente continuo) en almoneda su catadura moral.

Eso sí, reconocen una capacidad infinita para conducirse en sentido diametralmente opuesto al que se manifiesta a diario en temas esenciales: vivienda, fiscalidad, transparencia, meritocracia, empleo y ejemplaridad.

Los exaltados elogios, en ocasiones un tanto “extremistas” por parte de sus principales deudos –Díaz, Echenique, Belarra, Santiago– van de lo suyo. No van a cortar, al menos por ahora y hasta comprobar cómo funciona el personaje el 4-M, el dedo que los ha conducido a puestos que no pudieron soñar ni en sus tiernas madrugadas, a disfrutar de prebendas económicas y a chapotear en todos los egos que en un país sureño como España son inherentes al cargo político.

Partido Comunista Fidel Castro