El 'carajal'

No sabría decir quién o quiénes son los responsables directos del enorme 'carajal' respecto a las medidas sanitarias de prevención en el que vive instalado el pueblo español. En lugar de un estado de la unión parece describirse a sí mismo como un mero asentamiento.

El decaimiento del estado de alarma ha dado paso a un estado de inquietud general; aunque parece ser cierto que la pandemia remite no lo es menos que cada día nos desayunamos con más de 6.000 nuevos contagiados de media y una cifra de fallecimientos por encima de los cien diarios.

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Paola Bruni

El Gobierno perdió año y medio en legislar específicamente contra los estados de pandemia –¡quizá por ello la ministra Díaz (Trabajo) dice que la legislatura comienza ahora!– e hizo caso omiso a los ofrecimientos del primer partido de la oposición para consensuar un programa B en relación con el estado de alarma. Es sabido por todos que Sánchez utilizó esa situación excepcional para camuflar de matute parte de su programa político máximo, como dar respuesta a la exigencia de Iglesias para estar en el CNI, intentar controlar a la prensa libre y producir apagón en la legalidad de transparencia, entre otros casos, en el dinero gastado en material sanitario.

Como las limitaciones en derechos fundamentales que produjo aquella decisión del 14 de marzo 2020 resultaba impopular –el Gobierno achaca a ello la debacle electoral madrileña– pues que las CCAA hagan de su capa un sayo cuando no cuentan con instrumentos jurídicos 'ad hoc' para hacer frente, por ejemplo, a determinados desmanes de minorías que siempre han existido y siempre existirán.

Un desmadre con jueces convertidos en gobernantes. Es lo que tiene cuando te dejas llevar por los dígitos de Tezanos

¿Resultado? Un auténtico desmadre con jueces convertidos por decisión 'sanchista' en gobernantes. Es lo que tiene cuando te dejas llevar por los dígitos de Tezanos y los susurros de Redondo. Vacunar, vacunar y vacunar. Sí, naturalmente. Pero no basta. Cuando un gobernante hace dejación de sus responsabilidades lo más naturalmente del mundo en democracia es que el pueblo soberano se revuelva y le diga hasta aquí llegó el agua.

Ello no parece importar a esa amalgama de mayoría parlamentaria que está segura 'Frankenstein' durará muchos lustros. Eso es lo que repetía por doquier Pablo Iglesias y a estas horas ya sabemos dónde está: sin coleta y con suculenta indemnización.