Es noticia
Marruecos: se fue la embajadora, permanecen los espías
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Marruecos: se fue la embajadora, permanecen los espías

El país norteafricano cuenta con un nacionalismo exacerbado frente a una nación española desmadejada y con un gobierno extraordinariamente débil

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)

Tengo para mí que el Gobierno todavía no ha calibrado en su justa medida el desafío marroquí. Hay una ruptura total de relaciones y, pese a los aspavientos acongojados del gobierno español, Rabat no mueve ficha.

Marruecos es una satrapía. ¿Alguien lo duda? Cuenta con esa ventaja y con un nacionalismo exacerbado frente a una nación española desmadejada y con un gobierno extraordinariamente débil y, además, orgulloso de serlo. Se fugan menores con covid por las calles de Ceuta en una situación de claro desbordamiento para un cuitado ministro del Interior que ni está y resulta difícil esperarlo.

Foto: La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. (EFE)

¿Acaso creen que Marruecos olvidará tan fácilmente la afrenta de Ghali? Tendrá que pasar mucho tempo y pagar peaje alto para el olvido, naturalmente en forma de dinero y otras ayudas. Un representante diplomático europeo comentaba a este columnista hace unos días que la suerte de España es pertenecer a la Unión Europea, ante cuyo poderío se achanta Rabat, por la cuenta que le trae. La misma fuente apunta también a lo depurado de la diplomacia marroquí cuyos miembros se han formado en las grandes universidades del mundo. Y, por supuesto, contar con un servicio de Información e Inteligencia de los mejores del mundo. Marruecos tiene espías en todos los rincones de España y, desde luego, conocen a la perfección los puntos débiles del gobierno Sánchez.

Señala el refrán que es mejor ponerse una vez rojo que veinte colorado. La respuesta inane de Sánchez se ampara desde luego en la seguridad de que la UE no le dejará al pairo. ¡Menos mal!

La 'baraka', señor presidente, cuando se estira en demasía termina por quebrarse. ¿Sabe usted quién fue Winston Churchill y la respuesta de aquel ante el desafío totalitario? Sin sacar, obviamente, las cosas de madre.

Tengo para mí que el Gobierno todavía no ha calibrado en su justa medida el desafío marroquí. Hay una ruptura total de relaciones y, pese a los aspavientos acongojados del gobierno español, Rabat no mueve ficha.

Nacionalismo Unión Europea