Anatomía de 29: ¡Qué grandeza tan incomprendida!

Lo primero es siempre antes que nada. Nunca estos ojos que se comerán la tierra habían visto espectáculo tan grandioso como el ofrecido por el señor presidente del Gobierno, que Dios guarde muchos años, corriendo cual tierno cervatillo, en busca de una mirada salvífica por parte de un jefe de la Casa Banca entrado en años con cara de pocos amigos.

Inmediatamente, tras visionar una y otra vez tan descomunal conjunción cósmica, concluí. ¿Acaso alguien en su sano juicio ha podido dudar en determinados momentos que Pedro Sánchez es un genio inabarcable de la naturaleza animada de ayer y de hoy? Era cierto lo que los muy abigarrados departamentos de la Moncloa llevaban días anunciando por corto y por derecho: Biden, siete meses sin atender el teléfono, ante los informes reportados desde Madrid por la casa de Serrano, terminaría derritiéndose ante la luminaria sanchista; en el peor de los supuestos, finalmente aceptaría de buen grado tirarse por el mismo barranco que don Iván, el manipulador.

El paseíllo resultó alucinante, desde luego. El corazón entero de la nación se encogió de emoción ante tamaño encuentro. Pero faltaba lo mejor. Cuando ya desde Finisterre al Cabo de Gata España entera se había convertido en un jocoso meme, sale don Sánchez, reluciente y atildado, flanqueado por el secretario general de la NATO, para decir al respetable contribuyente que en 29 segundos le ha dado una lección magistral —como corresponde a un reconocido doctor en Economía por la Camilo José Cela— al imberbe yanqui sobre la correlación de fuerza militar OTAN/Putin, la penosa situación de Hispanoamérica, el levantamiento de aranceles al vino y al aceite español, la manera de salvar el planeta Tierra de los depredadores, y colgarle una medalla por su "agenda progresista".

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EFE

Estuve buscando durante toda la semana una foto siquiera —¡mira que a nuestro jefe de gobierno le gustan esas cosas!— de ese encuentro "privado" del que habla la Moncloa y otra singular jefa del palacio de Santa Cruz —que los diplomáticos de carrera reconocen como "González líos"— y mi sorpresa es que no hay ni una sola instantánea de esa reunión "privada". Si la costumbre estadounidense tiene algo clara es que su comandante en jefe jamás mantiene en la esfera internacional reuniones "privadas". Y mucho menos en una cumbre de jefes de Estado y de gobierno. Parece mentira, oiga. Con la afición que existe en el complejo monclovita a invertir el tiempo en teleseries de política norteamericanas.

El largo brazo del poder había engrasado a conveniencia durante los días previos toda la artillería de la insoslayable Brunete mediática progubernamental. Objetivo: demostrar al inquieto pueblo español cómo el inmarcesible 'conducator' se bate el cobre por ellos y que si se gasta sus dineros en falcones y superpumas es a mayor honra y gloria de una nación desagradecida y paleta.

¿Qué es el ridículo? RAE: "Acto o situación que provoca risa por resultar extraño, grotesco o extravagante…". Una vez más el ingenio español para el humor negro resultaba devastador.

Lo grave es que a esa hora las potencias que consideran a Sánchez un peligro desestabilizador —Rabat, entre ellas— tomaban notas entre incontenibles carcajadas.

Definitivamente, amigos, este es un país desagradecido, cejijunto y barbinegro.

¿A qué sí, Sánchez?

P. D. No se pierdan la emisión íntegra de la entrevista entera Biden&Sánchez que seguro emitirá RTVE en breve. Con comentarios y edición adjunta.