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Corrupción conceptual: ¿independentismo y progresista?
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Graciano Palomo

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Corrupción conceptual: ¿independentismo y progresista?

La secesión, caso catalán sin ir más lejos, siempre viene iluminada por una minoría de poderosos que quieren tener estructuras propias de poder para aumentar su hegemonía

Foto:  El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. (EFE)
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. (EFE)

Cuando don Pío Baroja escribió en el siglo pasado aquello de "pensamiento" y "navarro" como cosa imposible, desconocía que décadas posteriores habría gentes en su 'terruca' que se harían pasar por independentistas territoriales y, al mismo tiempo, autodenominados como "progresistas". Claro, que entonces el autor de 'Las inquietudes de Santi Andía' solo conocía a los carlistones de Sabino Arana que tenían y tienen tanto de modernos, izquierdistas y gente de progreso como el arado de madera.

Pues bien, dice Oskar Matute, el segundo bilduetarra en jerarquía en el Congreso, esto: "El independentismo de izquierdas está siendo fundamental en la legislatura…". Desafía tan brillante intelectual, surgido de la kale borroka, a los padres fundadores de la izquierda política y social, esto es Karl Marx, Marx Webber, etc. Habrá querido decir, si es que ha leído algo, que el secesionismo como antigualla es un aliado parlamentario esencial para sostener a un socialista jacobino por precio. Hubiera quedado más noble, más creíble y menos pretencioso.

El independentismo territorial nunca es progresista, salvo en los supuestos coloniales que están obviamente muy alejados del actual Estado español. La secesión, caso catalán sin ir más lejos, siempre viene iluminada por una minoría de poderosos que quieren tener estructuras propias de poder para aumentar su hegemonía sobre las clases populares.

El independentismo territorial nunca es progresista, salvo en los supuestos coloniales que están obviamente muy alejados del actual Estado español

Lo he escrito muchas veces y vuelvo hacerlo: ¡Arriba parias de la tierra…! Ese es el lema de las distintas Internacionales comunista y socialista. ¿Puede creer el tal Matute, si no es 'jarto' de chacolí, que el pueblo del País Vasco es menos libre, tiene menos privilegios fiscales, que el castellano, gallego o extremeño?

El asunto es que tienen éxito en su corrupción conceptual y a partir del lenguaje. Ellos deben saber, supongo, cómo se tratan los problemas del independentismo y la autodeterminación en los regímenes en los que ellos se sienten representados. No voy a decir que pregunten a Lenin, Stalin, Castro, Chávez qué hicieron con las autodeterminaciones de naciones que sí eran y son naciones. Pero, en cambio, sí pueden preguntar a Evo qué hizo cuando la provincia de Santa Cruz boliviana quiso separarse de lo capitalino.

¿Por qué hay que explicar todo esto en pleno siglo XXI en la que todavía es, creo, la cuarta potencia de Europa? ¡Qué pereza!

Cuando don Pío Baroja escribió en el siglo pasado aquello de "pensamiento" y "navarro" como cosa imposible, desconocía que décadas posteriores habría gentes en su 'terruca' que se harían pasar por independentistas territoriales y, al mismo tiempo, autodenominados como "progresistas". Claro, que entonces el autor de 'Las inquietudes de Santi Andía' solo conocía a los carlistones de Sabino Arana que tenían y tienen tanto de modernos, izquierdistas y gente de progreso como el arado de madera.

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