La imposible moción de censura

Anda Inés Arrimadas excitando la voluntad de su amigo Pablo Casado para que presente una moción de censura al hilo de los indultos. Santiago Abascal dice haber olvidado las presuntas afrentas recibidas por el jefe del Partido Popular cuando él presentó la suya.

La lógica parlamentaria en España, donde hay disciplina de voto y no se atiende a razones ni argumentos, es esencialmente matemática. ¿Qué virtualidad puede tener presentar una iniciativa en ese sentido? Ninguna. Porque los argumentos para la censura ya han sido desgranados día a día y hasta el momento, no solo por el asunto de la gracia a los golpistas, sino por otros procederes "made in Orban" al que el gobierno Sánchez nos tiene acostumbrados.

La oposición no tiene posibilidad alguna de sacar adelante una votación en el Congreso de los Diputados que ponga fin al caudillo socialista y sus procederes. La única noticia será el resultado final con toda la melancolía que una derrota acarrea. Es mucho más práctico, entiendo, que los tres partidos que estarían a favor, expliquen a los representantes de la sociedad civil lo que está sucediendo hoy y aquí en España. Sánchez se ha aficionado demasiado a jugar a lo imposible, a mentir a todos sobre cualquier cosa, y a conjugar el increíble alzhéimer que sacude a una gran porción de los españoles.

TE PUEDE INTERESAR

Casado advierte a Sánchez: "Por su culpa volverán a declarar la independencia"

Paloma Esteban

Si la oposición tiene prisa, mal. No me cansaré nunca de repetir que las elecciones no las gana la oposición, sino que las pierden los gobiernos. ¿No han aprendido nada del caso Trump? ¿O del monumental estacazo que los franceses van a propinar a Macron? Harán mal si critican al Gobierno por cosas que luego ellos practican donde tiene ocasión, ya sea en ayuntamientos o gobiernos autonómicos.

Mejor que embarcarse en dos jornadas melancólicas rumbo a una derrota segura, es idear, plasmar y difundir (he aquí el principal hándicap) una propuesta nacional con tintes realistas al que uncir una nueva mayoría alejada del 'Frankenstein'.