Palo Alto
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Gobierno de colisión
Sánchez dijo aquello de que el PSOE y Podemos "vienen de culturas distintas, con visiones contrapuestas". Era y es verdad. Quizá la única verdad que ha dicho en estos años
Aleccionado por Iván Redondo, Sánchez se propuso —por necesidad, no por convicción— aprobar una de las pocas asignaturas pendientes que tenía sin aprobar España desde la restauración democrática. Se consumó un gobierno de coalición rompedor ante los ojos de Europa —comunistas y extrema izquierda en el poder— que caminó desde el primer momento con rumbo desconocido en un objetivo único: mantenerse en el poder.
Sánchez dijo aquello de que el PSOE y Podemos "vienen de culturas distintas, con visiones contrapuestas". Era y es verdad. Quizá la única verdad que el presidente ha dicho a lo largo de su rutilante carrera política. Difieren en la política exterior, donde los neocomunistas se plantan y ganan; difieren en la política energética, aquí les gana Ribera; tienen visiones distintas respecto a la organización del Estado, en esto, la superioridad podemita (con ERC y Bildu) es manifiesta. Sus contradicciones respecto al marco económico general son radicalmente palmarias, donde hasta el momento la 'potestad' europea de Nadia Calviño va por delante. Suma y sigue.
Se trata más bien de un gobierno en estado permanente de 'colisión'. ¿Significa ello que puede caer en cualquier momento como sucede en aquellos países de cultura democrática acendrada? En modo alguno. Sánchez necesita a Iglesias —llamémosle Díaz, si quieren— para aguantar en Moncloa. Iglesias —llamémosles Montero&Belarra&Mayoral, si lo desean— para disfrutar del poder y cobrar del erario público legal lo que nunca soñaron. El resto de los socios, ERC&Bildu&PNV, no van a encontrar otro gobierno más genuflexo ante sus exigencias de soberanía y de 'jurdó'.
En este contexto, el gobierno de 'coalición' no existe; más bien, insisto, se podría denominar de 'colisión' no destructiva para aquellos que lo disfrutan. Las contradicciones son algo intrínseco a la condición humana y la Historia está repleta de ellas. El Gobierno, sin embargo, demuestra en el día a día que es capaz de superarlas todas. El poder es demasiado importante como para dejarlo al pairo por un 'quítame ahí la palabra dada y las promesas prometidas'. El gran damnificado es el Estado y de una sociedad que no llega el oxígeno al cuello.
Nada tiene de extraño que, en este marco, el ministerio de Grande (Marlaska) haya inscrito en el Registro de Asociaciones de España un grupo autodenominado "abducidos por los Alienígenas de España". Y ahora no saben dónde y a quién comunicar dicha resolución firmada por el subdirector General de Archivos y Documentación, José Rafael Rojas Juárez. Cosa de alienígenas infiltrados en el Palacio de Santa Cruz (AAEE) debe ser también el hecho de que el Gobierno licitase una plaza de operador de comunicaciones en la embajada de Kabul el mismo día en la que todo el mundo en la sede diplomática quería salir de naja.
Así que, queridos amigos, abandonad toda esperanza… Dante sigue de gran actualidad.
Aleccionado por Iván Redondo, Sánchez se propuso —por necesidad, no por convicción— aprobar una de las pocas asignaturas pendientes que tenía sin aprobar España desde la restauración democrática. Se consumó un gobierno de coalición rompedor ante los ojos de Europa —comunistas y extrema izquierda en el poder— que caminó desde el primer momento con rumbo desconocido en un objetivo único: mantenerse en el poder.