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La ventaja de que los diputados se aburran
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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La ventaja de que los diputados se aburran

Hasta la cita de la próxima investidura del 22 de julio, tienen otras dos semanitas de pérdida de tiempo

Foto: La portavoz de Podemos Irene Montero, y el líder del PP Pablo Casado. (EFE)
La portavoz de Podemos Irene Montero, y el líder del PP Pablo Casado. (EFE)

Sus señorías, en privado lo confiesan, se aburren. Más de dos meses después de las elecciones generales siguen sin tener trabajo parlamentario alguno, no se les ve el pelo por la Carrera de San Jerónimo más que de visita. Hasta la cita de la próxima investidura del 22 de julio, los diputados tienen por delante otras dos semanitas de pérdida de tiempo y, en el mejor de los casos, incluso de talento, por la que los 350 cobrarán puntualmente su salario.

Lo más esperanzador, tal vez lo único, que puede decirse de este lamentable parón legislativo, otro más de eso que Alsina llama la España a medio hacer, hay que rebuscarlo en un estudio científico aparecido en la Academy of Management Discoveries Journal. Según los autores del estudio (‘Why boredom might not be a bad thing after all’), aburrirse en el trabajo puede conducir posteriormente a un aumento de la creatividad en la búsqueda de soluciones y a una mayor productividad.

Foto: Pedro Sánchez besa a Meritxell Batet tras ser proclamada presidenta del Congreso, el pasado 21 de mayo en la sesión constitutiva de la XIII Legislatura. (EFE)

El tedio también puede incentivarnos a buscar resultados novedosos y genera más necesidad de hacer un esfuerzo cognitivo. Incluso potencia las ganas de aprender algo nuevo. Por eso los expertos nos recomiendan huir en los ratos muertos de la pantalla de turno buscando las últimas notificaciones. Es mejor dejarse llevar de vez en cuando por el hastío para que el cerebro respire.

“El aburrimiento parece impulsar a los individuos a explorar soluciones alternativas a los problemas o desafiar el status quo”, explica este estudio de Guihyun Park, profesor de psicología de la Escuela de Negocios de la Universidad Nacional Australiana. Según las conclusiones de sus experimentos, aburrirse saca a la gente de su zona de confort y la lleva a explorar cosas nuevas.

Si realmente la desgana fuera tan buena, tendríamos a estas alturas uno de los parlamentos más productivos del mundo

¿No es esto realmente esperanzador? Si realmente la desgana fuera tan buena, tendríamos a estas alturas uno de los parlamentos más productivos del mundo. Y una clase política dispuesta a explorar nuevas soluciones para resolver los problemas reales de la gente, con diputados deseando esforzarse más para ofrecer ideas nuevas a viejas disputas. ¿Se lo imaginan? Seguramente no.

No en vano el estudio también advierte de que aburrirse en el puesto de trabajo solo es beneficioso en pequeñas dosis. Un exceso de aburrimiento puede generar frustración, llevar a los individuos a situaciones demasiado arriesgadas e incluso a un comportamiento violento.

Y un trimestre entero de parón parlamentario, señorías, es tentar la suerte. La disolución de las cortes se anunció en febrero y el riesgo de repetición de elecciones podría volver a frustrar en noviembre esta legislatura sietemesina. El riesgo ya no es que los políticos se aburran demasiado, sino que lo hagamos los votantes.

Sus señorías, en privado lo confiesan, se aburren. Más de dos meses después de las elecciones generales siguen sin tener trabajo parlamentario alguno, no se les ve el pelo por la Carrera de San Jerónimo más que de visita. Hasta la cita de la próxima investidura del 22 de julio, los diputados tienen por delante otras dos semanitas de pérdida de tiempo y, en el mejor de los casos, incluso de talento, por la que los 350 cobrarán puntualmente su salario.

Productividad Estudio científico