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Gracias por los aplausos, ¿y la subida de sueldo para cuándo?
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Gracias por los aplausos, ¿y la subida de sueldo para cuándo?

¿Pueden aspirar los llamados héroes del confinamiento a una mejora de sus condiciones laborales, ya sea como gratitud o como refuerzo ante los posibles rebrotes?

Foto: El personal sanitario del hospital de Cruces agradece los aplausos vecinales. (EFE)
El personal sanitario del hospital de Cruces agradece los aplausos vecinales. (EFE)

Hacen bien los trabajadores esenciales en desconfiar de los políticos que insisten en llamarlos héroes, no sea que aprovechen para tapar con tanta gratitud simbólica su incapacidad práctica para sacarlos de la precariedad. Algunas de las profesiones que más aplausos recibieron desde las ventanas durante la pandemia, de los sanitarios a los empleados de supermercados, siguen entre las que sufren mayor temporalidad y peor pagadas están. ¿Pueden aspirar los llamados héroes del confinamiento a una mejora de sus condiciones laborales, ya sea como gratitud o como refuerzo ante los posibles rebrotes?

En España el debate ni siquiera está sobre la mesa. No así en otros países. En Francia, por ejemplo, el Gobierno de Macron aprobó esta semana una subida salarial de 8.000 millones de euros para los sanitarios, justo un día antes de homenajearlos en el desfile de su fiesta nacional. Además de los aplausos del 14 de julio, camilleros, médicos, enfermeras y demás personal hospitalario recibirán entre 183 euros y 490 más al mes. Una parte de este aumento salarial aprobado por el Gobierno francés será con carácter retroactivo desde el 1 de marzo, fecha en la que empezó a recrudecerse la crisis del covid. Las plantillas de los hospitales franceses se incrementarán en 15.000 puestos más. El país vecino ha tardado dos meses en trazar este plan desde que en mayo se comprometió a revisar de arriba abajo su sistema sanitario para detectar carencias. También Francia, por cierto, precisa de los fondos europeos para la recuperación.

Foto: Homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus (EFE)

En España, los médicos y enfermeros pueden tener más contratos al año que un peón de la construcción. ¿Cómo es posible que siendo uno de los sectores más cualificados, el sanitario sea a la vez uno de los más precarios? En parte se explica por una posición de lo que los economistas llaman monopsonio, que es el tipo de mercado imperfecto en el que existe un solo demandante de empleo que posee todo el poder de mercado para fijar las condiciones de contratación. En Sanidad se junta que hay poca competencia entre los centros de trabajo (la mayoría, hospitales públicos), con que son profesiones muy vocacionales.

Florentino Felgueroso, investigador asociado de Fedea, añade otra variable por la que ve muy poco probable que en España suban los sueldos a trabajadores esenciales como los médicos y demás personal sanitario: la enorme ineficacia en la gestión. El ejemplo más claro de la negligencia es el abuso de la rotación en la administración. Pasa en la sanidad, pero también en educación, donde miles de profesores son enviados al paro en junio para volver a ser contratados en septiembre. Pese a ser sectores estratégicos, sus profesionales no son tratados como tales.

Si España está a la cabeza de temporalidad en Europa es porque la precariedad se sigue viendo como un ahorro y no como un lastre para la productividad. Se perpetúa por el espejismo de que maltratar el talento ahorra costes, un vicio que comparten tanto el sector público como el privado, pero es aún más inmoral en el primero. Un enfermero puede acumular casi un centenar de contratos en un solo año, pero esos contratos de dos días son altamente ineficientes a la larga. No solo desmotiva a la plantilla tener que estar cambiando de planta u hospital continuamente. Impide que los trabajadores conozcan a sus pacientes, lo que además es una parte importante de su trabajo.

placeholder Personal sanitario con máscaras decoradas este miércoles, en el Hospital del Vall d'Hebrón de Barcelona. (EFE)
Personal sanitario con máscaras decoradas este miércoles, en el Hospital del Vall d'Hebrón de Barcelona. (EFE)

En Madrid, los médicos interinos residentes (MIR) iniciaron una huelga indefinida esta semana para reclamar una mejora en sus condiciones, que pueden llegar a incluir turnos de 35 horas seguidas y un sueldo precario (un residente de tercer año ingresa en torno a los 16.000 euros sin contar las guardias). No solo hay quejas por precariedad en la Sanidad Pública. Los MIR de la Clínica Universidad de Navarra en Pamplona, una de las más prestigiosas de España, denuncian que por cada guardia se les paga menos de 2 euros la hora. Felgueroso recuerda que sí que hay una ocasión en que las condiciones de los empleados públicos del sector sanitario y educativo mejoran algo tradicionalmente, que es cuando se acercan elecciones, sobre todo locales y autonómicas.

En el sector privado, los sueldos no dependen de las decisiones políticas ni de las cuentas públicas sino del mercado y de la presión colectiva. Pero ahí tampoco parece que haya más motivos para el optimismo. José Ramón Pin, economista y profesor de IESE, también es escéptico con que puedan subir los sueldos de trabajadores esenciales en la pandemia y más aún los de ocupaciones donde no se requieren apenas conocimientos previos. Dado que en España tenemos récord de abandono escolar y de juventud en paro con poca formación, por esenciales que sean los mensajeros o los cajeros de supermercado, siempre habrá mucha oferta. Su sueldo no dependerá, si hay rebrotes, de lo esenciales que sean en pandemia como de lo limitada que sea la oferta de trabajadores. No es una cuestión de méritos, sino de escasez.

Algunas cadenas de supermercados y empresas de alimentación, como Mercadona, Juver y Alcampo, ofrecieron un sumplemento salarial en reconocimiento al esfuerzo de sus durante parte lo peor del estado de alarma. Según las empresas, los bonus han oscilado entre los 160 y los 250 euros. Sin embargo, hay poca esperanza de que estos gestos se vuelvan mejoras estructurales. Ante la incertidumbre general por la pandemia, las únicas mejoras que ha habido han sido más bien simbólicas. El nivel de incertidumbre que afrontan las empresas en unos meses en el que el desplome del 23% PIB, sin saber cómo la pandemia afectará a su negocio en los próximos meses, hace que la prioridad ahora sea la preservación del empleo.

Foto: iembros del personal sanitario en el hospital La Paz en Madrid. (EFE)

Ignacio Conde-Ruiz, investigador de Fedea y profesor de Esade, tampoco ve motivos para pensar que la pandemia puede ayudar a corregir la precariedad de los sectores esenciales por más que la haya vuelto más visiblemente injusta que nunca. La crisis económica del covid-19, al menos de momento, no será los salarios lo que aumente sino la precariedad y la incertidumbre.

Los expertos coinciden en que los empresarios van a dudar mucho antes de hacer mejoras laborales y acentuará la temporalidad. La única forma de subir los salarios en sectores poco cualificados sería con la presión de la negociación colectiva, para que se les reconociera una especie de plus de peligrosidad, pero tendría que ser con una negociación global. Y desde los sindicatos no se está ejerciendo de momento apenas presión para reivindicar mejoras salariales porque se percibe que este no es el momento de negociarlas porque la prioridad es conservar los puestos de trabajo en un momento tan complicado.

Esta crisis vuelve a poner en evidencia que España tiene graves problemas estructurales que no sabemos resolver. El confinamiento de primavera dejó claro cuáles eran las profesiones más esenciales en caso de pandemia y lo mal retribuidas que muchas de ellas estaban. Pero a medida que avanza el verano y con él las cifras de los contagios en algunas regiones, no parece que hayamos aprendido la lección antes de otoño.

La precariedad y la temporalidad son la epidemia del mercado laboral español, así como la falta de tamaño de las pymes, que las vuelve más vulnerables que el tejido empresarial de países vecinos. En los empleos públicos, la falta de reformas de calado lastra un sistema ineficiente. No es casualidad que España sea el país con más abandono escolar de Europa. Esto aumenta la cantidad de mano de obra no cualificada disponible y les deja sin capacidad de negociación en el mercado laboral. Tampoco sirve de mucho incentivo al estudio ver la precariedad con la que el sistema trata a todos aquellos a los que llama héroes. Incluidos a los médicos en tiempos de pandemia.

Hacen bien los trabajadores esenciales en desconfiar de los políticos que insisten en llamarlos héroes, no sea que aprovechen para tapar con tanta gratitud simbólica su incapacidad práctica para sacarlos de la precariedad. Algunas de las profesiones que más aplausos recibieron desde las ventanas durante la pandemia, de los sanitarios a los empleados de supermercados, siguen entre las que sufren mayor temporalidad y peor pagadas están. ¿Pueden aspirar los llamados héroes del confinamiento a una mejora de sus condiciones laborales, ya sea como gratitud o como refuerzo ante los posibles rebrotes?

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