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Por qué Escrivá tiene razón (y nunca lo parece)
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Marta García Aller

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Por qué Escrivá tiene razón (y nunca lo parece)

Tanto criticar que los políticos nos hablen como si fuéramos lelos, pero al que elabora reflexiones complejas se le crucifica en el altar de los sacrificios sin contexto

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)
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El ministro Escrivá tiene razón. Por más que esta frase suene cada vez más impopular, incluso dentro de su Gobierno, el caso es que los datos se la dan. En España las empresas expulsan a los trabajadores mayores de 55 años más a menudo y con más impunidad que en otros países. El talento sénior se desprecia y maltrata en el mercado laboral. Y eso, además de un coste personal enorme para esas personas a las que se ha prejubilado o directamente despedido por llegar a cierta edad, tiene un coste cada vez más inasumible para las arcas públicas.

El ministro de Seguridad Social lleva insistiendo en esto desde antes de ser ministro, lo hacía ya cuando era el presidente de la AIReF. Incentivar a las empresas para que no abusen de las prejubilaciones y la edad efectiva se acerque a la edad legal (67), así como mejorar los incentivos para que quien quiera seguir trabajando lo haga hasta que le parezca, supone un ahorro que ayuda a la sostenibilidad de un sistema en apuros. Por ahí va la reforma de pensiones que llega el jueves al Congreso, aunque en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros que la anunciaba, más que a los ciudadanos, parecía que el ministro Escrivá se lo explicaba más bien a la vicepresidenta Yolanda Díaz, tras todas las críticas que le había lanzado esta semana.

Foto:  El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá (EFE)

No es de esa reforma de las pensiones, sin embargo, de lo que llevamos días oyendo hablar a los políticos que, de Yolanda Díaz al PP, pasando por ERC, han cargado estos días contra Escrivá. No han hablado de ella porque no han estado discutiendo de lo que dice el ministro ni la nueva ley, sino de lo que Twitter decía que dice que dice el ministro, que no es lo mismo. Tanto criticar que los políticos nos hablen como si fuéramos lelos, para que luego al que elabora reflexiones complejas se le crucifique en el altar de los sacrificios sin contexto, también desde sus propias filas.

Blanco fácil

Escrivá no ha dicho que quiera retrasar la jubilación hasta los 75 años. Ni lo dice el texto de la reforma de pensiones que llega el jueves al Congreso. En la entrevista de 'Ara' que se han apresurado a sacar de contexto tanto la oposición como miembros de su propio Gobierno, Escrivá de lo que hablaba es del alto coste de las prejubilaciones para el Estado y de que en España la gente que quiere seguir trabajando lo tiene más difícil que en otros países. Su pecado es haberlo hecho, y ahí comete Escrivá el más frecuente de sus errores, confiando en que se iba a entender el razonamiento. Y, lo que es aún más inverosímil, que si la gente duda va a estudiarse un cuadro macro para entender lo que quiere decir.

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE) Opinión
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Escrivá es un blanco fácil. Su imagen de banquero no le ayuda a caer bien a la izquierda y la derecha está demasiado preocupada en dejar claro que todo lo que haga este gobierno le parece mal como para tomarle en serio. Hay más razones de su impopularidad. La manera de hablar de este ministro tan introvertido, llena de tecnicismos y conceptos macroeconómicos complejos que no suele molestarse en simplificar, no ayudan a su popularidad. Todos hemos tenido algún profesor así. Pero un espécimen más preocupado por lo que sale en el BOE que en los medios es cada vez más inhabitual entre los ministros.

Hay más factores para entender lo solo que suele quedarse Escrivá en cada polémica, incluso en las que la OCDE, el BdE y el Eurostat le dan razón. Cada partido se debe a su público y, si descontamos los expertos en econometría, Escrivá no tiene ninguno. Como no tiene el carné del PSOE, nadie parece sentirse con necesidad de salir a defenderlo. Esta semana, incluso, lo han desautorizado. Para Unidas Podemos, además, atacarlo es parte esencial de la estrategia. Los de Yolanda Díaz utilizan constantemente el enfrentamiento con Escrivá, igual que con Calviño, para repartir carnés de la verdadera izquierda. Y para eso lo mismo vale con oponerse a lo que dice Escrivá que a lo que no ha dicho. Y, como a diferencia de la vicepresidenta Calviño, Escrivá no es muy dado a salir en los medios a desmentir malentendidos, pone más fácil el tanto mediático.

¿Y los jóvenes?

Escrivá también tiene razón en que el problema de sostenibilidad de las pensiones no solo se arregla con leyes, también con un cambio de mentalidad. España prejubila más y tiene la mitad de gente entre 64 y 70 años trabajando que el resto de la UE (apenas un 4,9%, un tercio que en Alemania). Es verdad que también duplicamos con creces la media de paro juvenil. Y ambas variables están relacionadas, pero justo al revés de como han subrayado estos días los críticos de Escrivá. Prejubilar a los mayores no disminuye el empleo juvenil.

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)

Una mayor participación de los mayores en el mercado laboral hasta la edad efectiva de jubilación no daña, sino que aumenta las oportunidades de empleo juvenil. Los países en los que la tasa de actividad es mayor entre los sénior tienen menos paro juvenil, según la OCDE. Un mercado laboral que no expulsa a sus mayores tiene empresas más competitivas, es más saludable y genera más trabajo porque activa más la economía y el consumo privado que tener a la gente de 58 años prejubilada haciendo en casa crucigramas.

No dio tiempo a entrar en tanto detalle en la rueda de prensa del Consejo de Ministros ocupada en un careo de puyas entre el ministro Escrivá y la vicepresidenta Yolanda Díaz. Ella insistió en que hay que ser “cautos”, luego él subrayó que fueron pocos los que se leyeron la entrevista por la que luego salían a criticarle, en clara referencia a su compañera de gabinete. Si no se aclaran entre ellos, cómo van a convencer a la oposición, que ha presentado una enmienda a la totalidad a la reforma de pensiones que propone el Gobierno. Para convencer al resto del Parlamento, el Gobierno tendría primero que aclararse. Y cuando el jueves el ministro Escrivá defienda la reforma de las pensiones que acordó en julio con los agentes sociales, sería interesante que el debate de cómo mejorarla gire en torno a lo que la ley propone en realidad. Para eso, claro, sus señorías tendrían que leerla antes.

El ministro Escrivá tiene razón. Por más que esta frase suene cada vez más impopular, incluso dentro de su Gobierno, el caso es que los datos se la dan. En España las empresas expulsan a los trabajadores mayores de 55 años más a menudo y con más impunidad que en otros países. El talento sénior se desprecia y maltrata en el mercado laboral. Y eso, además de un coste personal enorme para esas personas a las que se ha prejubilado o directamente despedido por llegar a cierta edad, tiene un coste cada vez más inasumible para las arcas públicas.

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