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La prueba de que Madrid ya es más ‘cool’ que Londres y Nueva York
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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La prueba de que Madrid ya es más ‘cool’ que Londres y Nueva York

Como el mundo digital fabrica nostalgia por encima de nuestras posibilidades, cada vez es más difícil diferenciar los trasnochados de los adelantados a su tiempo

Foto: Varias personas con auriculares inalámbricos por las calles de Madrid. (Bailaloloco)
Varias personas con auriculares inalámbricos por las calles de Madrid. (Bailaloloco)

No es raro encontrarse en un paso de cebra madrileño a alguien que vaya hablando solo o, al menos, lo parezca. Es una costumbre, más frecuente en María de Molina que en Marqués de Vadillo, que le debemos a la confusión que provocan los cascos inalámbricos sutilmente camuflados. Apple empezó a poner de moda hace ya cinco años los famosos Airpods. Como todo lo que empezó antes de la pandemia, parece que fue ayer.

Sin embargo, a diferencia de otras capitales de vanguardia como Londres o Nueva York, que se deshicieron de los cables más rápidamente, solo hay que fijarse un poco al cruzar la calle para comprobar que en Madrid todavía son mayoría los viandantes que usan auriculares con cable. Y ahora resulta que en ese ir y venir de tendencias, en las que cada vez es más difícil diferenciar quién llega tarde a algo de quien se está adelantando a su tiempo, porque todo lo retro vuelve, lo más ‘cool’ vuelven a ser los cables colganderos.

placeholder Una mujer con cascos inalámbricos de Google. (EFE/Google)
Una mujer con cascos inalámbricos de Google. (EFE/Google)

Llevar auriculares con cable, como Bella Hadid y Zöe Kravitz, es lo más de lo más en la Gran Manzana. Redescubrir ese cordón umbilical blanco que une la cabeza al móvil vuelve a estar de moda entre Tiktokers y gente realmente moderna. Cuenta The Wall Street Journal que una de las razones por las que la gente que marca tendencia se está dejando ver con los cables bien visibles es porque transmiten la sensación de estar menos disponibles para el mundo exterior. Los auriculares con cable te separan de los demás, son como colgarse un cartel de no molestar.

Foto: De ruta (y de fiesta) por el corazón de la ciudad.

Aislarse del mundo en 2022, cuando todavía andamos intentando desconfinarnos, no me parece el mejor de los reclamos. Podrían alegarse otras ventajas más prácticas, y menos adolescentes, para volver a los cascos con cable de toda la vida. Además de que los inalámbricos cuestan 200 euros y los otros un cero menos, otra ventaja no menor es ahorrarse ese buen rato cada día buscando la caja que los recarga. No sé si compensará el tiempo de desenredar el cable, eso va en gustos.

Lo vintage no hay que irse a buscarlo al desván de las tecnologías añoradas del siglo XX

Como el mundo digital fabrica nostalgia por encima de nuestras posibilidades, cada vez es más difícil diferenciar los trasnochados de los adelantados a su tiempo. Ya no solo son retro los vinilos y los calentadores (sí, también los calentadores vuelven). Lo vintage no hay que irse a buscarlo al desván de las tecnologías añoradas del siglo XX, antes de que el mundo conectado trajera la digitalización de las cosas que antes acumulaban polvo en las estanterías del salón. La época en la que la gente llevaba cascos con cables ha empezado a echarse de menos antes de que a la mayoría de gente le diera tiempo a poderse permitir unos inalámbricos. Así que un paso de cebra de Usera lleno de jóvenes con auriculares a medio desenredar son la envidia del Soho neoyorquino.

Foto: Las mejores ofertas de Amazon en auriculares Bluetooth en Black Friday (Ilias Chebbi para Unsplash)

Esta velocidad en el cambio de tendencias urbanas es consecuencia de la impaciencia contemporánea. Lleva tal ritmo que ya hay que estar echando de menos lo de antes de ayer. No es la primera vez que los madrileños están más a la última que londinenses y neoyorquinos. En Madrid hay bares de viejo, mercerías y tiendas a granel desde antes de que volvieran a ponerse de moda.

En Madrid se pueden encontrar comercios que parecen de toda la vida porque lo son

El pequeño comercio de tiendas únicas no es una novedad hipster que haya vuelto al centro por influencia de Instagram. O no solo. Madrid es una de las pocas capitales en las que todavía se pueden encontrar comercios que parecen de toda la vida porque lo son. No porque los haya prefabricado un decorador bien documentado para subirse a una ola de nostalgia, sino porque nunca desaparecieron. Lo mismo se encuentra una tienda de cremalleras en Pontejos que de alpargatas en la calle Toledo o de velas para santos en Bordadores. Muy instagrameables todas. Verás cuando se enteren las ferreterías del barrio de que los cables se han vuelto a poner de moda.

No es raro encontrarse en un paso de cebra madrileño a alguien que vaya hablando solo o, al menos, lo parezca. Es una costumbre, más frecuente en María de Molina que en Marqués de Vadillo, que le debemos a la confusión que provocan los cascos inalámbricos sutilmente camuflados. Apple empezó a poner de moda hace ya cinco años los famosos Airpods. Como todo lo que empezó antes de la pandemia, parece que fue ayer.

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