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El populismo ortográfico y los pesados del 'sólo' con tilde
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Marta García Aller

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El populismo ortográfico y los pesados del 'sólo' con tilde

Las nuevas generaciones no están ni a favor ni en contra de la tilde de 'solo', como no están a favor ni en contra de los teléfonos fijos. Simplemente, se han olvidado de ellos

Foto: El director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado. (EFE/Fernando Villar)
El director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado. (EFE/Fernando Villar)
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Ha vuelto la polémica con la tilde de solo, pero ya nadie se acuerda de truhan y guion. Acusados de monosílabos con diptongo, la RAE también las despojó de su tilde en 2010. A nadie le importa ya. Ni truhan ni guion han tenido esta década brigadas de justicieros reivindicando su pérdida. Tampoco las tuvieron la ch y la ll, que desaparecieron hace 20 años como letras por separado. Sus causas no enamoraron a ninguna militancia porque la nostalgia ortográfica es muy arbitraria. Y muy generacional.

Solo ha pasado con solo, qué adverbio más polarizante. Y lo siento por los solotildistas que habéis cantado prematuramente victoria esta semana al enteraros de que la Academia despenaliza el uso de la tilde en solo en el próximo Diccionario Panhispánico de Dudas. Creo que sois víctimas de un doble engaño. El primero, que la rectificación de la RAE cambie algo el presente. La segunda, que lo cambie en el futuro.

Foto: Pleno en enero pasado de la Real Academia de la Lengua bajo la presidencia de los Reyes.

Cuántos jóvenes, ajenos a la polémica, llevan años conviviendo con total indiferencia a la ambigüedad de no saber si al leer que "Juan se toma el café solo" es porque no tiene leche, porque no tiene con quién o porque no toma tostada. Las nuevas generaciones no están ni a favor ni en contra de la tilde de solo, como no están a favor ni en contra de los teléfonos fijos. Simplemente, se han olvidado de ellos.

Por eso es probable que la tilde en solo termine por extinguirse, y no por los vaivenes de la RAE, sino por la indiferencia a la polémica de los nuevos hablantes. A quienes lo discutimos con vehemencia nos delata la edad.

Tendemos a defender como correcta la norma que nos enseñaron en el colegio a cada uno. De ahí que seamos minoría los amantes de la ortografía que, habiendo crecido como solotildistas hasta 2010, acatamos ya de adultos aquella nueva norma. Nótese en este aquella que también la acatamos para los demostrativos.

En el 59 dijo que la tilde era opcional en caso de ambigüedad. En el 73 la cambió a obligatoria. Y en 2010 volvió a dejarla como opcional

De ahí que a los que obedientemente prescindimos desde entonces de esa tilde, aun sabiendo que en Octavo nos hubiera costado una falta, nos ha decepcionado que la RAE haya sido voluble a las presiones solotildistas. Algunas desde las más altas instancias. Esto sí que es populismo legislativo. Esto sí que es inseguridad jurídica.

La RAE vuelve a dar marcha atrás, pero solo un poco. Ahora resulta que vamos a poder ponerle la tilde a solo otra vez, pero a criterio del que escribe y de forma opcional. Solo cuando perciba ambigüedad. Es como decir que puedes pasar el semáforo en rojo solo cuando no venga nadie. ¿Cómo que cada uno según su criterio? ¿Qué desambiguación es esa? Primero sí, luego no, y ahora a veces. Intentar contentar a todo el mundo es populismo ortográfico.

En realidad, la Academia lleva con este lío desde el 59. En el 59 dijo que la tilde en solo era opcional en caso de ambigüedad. En el 73 la cambió a obligatoria. Y en 2010 volvió a dejarla como opcional, aunque recomendando no usarla. En la última actualización del Código Penal de la Lengua, que es la Ortografía que se publicó ese año, ya decía que en el caso de solo como adverbio se recomendaba no utilizar la tilde, pero no se consideraba falta de ortografía ponerla.

Al fin y al cabo, tildar solo ya era opcional, aunque no estuviera aún actualizado en el panhispánico de dudas

Consulté a mi lingüista de guardia, Carlota de Benito Moreno, que es profesora de Lingüística iberorrománica en la Universidad de Zúrich, y me confirmó que solo ve más caos en este cambio de última hora. Al fin y al cabo, tildar solo ya era opcional, aunque no estuviera aún actualizado en el panhispánico de dudas.

O los solotildistas os conformáis con poco o habéis cantado victoria prematura. Ni la RAE le devuelve la tilde a todos los solo que equivalgan a solamente ni se la quita. Lo que quiere es quitarse de encima la polémica. Seguramente para que quienes seguíais reivindicándola dejéis de darles la tabarra. Entre tanto, a quienes estén en edad escolar, que son quienes realmente se juegan algo en esto, lo mejor es no liarles con las viejas batallas de los mayores. Ante la duda, es mejor recomendarles no tildar solo y así no se equivocan.

La verdadera elegancia es escribir en WhatsApp poniendo siempre los signos de admiración e interrogación al comienzo de las frases

No obstante, es justo reconocerle a la brigada de nostalgia solotildista tanta constancia. Ni siquiera Plutón ha contado con tanta lealtad. Y hacer desaparecer un planeta es mucho más aparatoso que una tilde. Sin embargo, los que apoyamos la norma de 2010 no necesitamos la épica del activismo. La biología hará el resto.

Aunque reconozco que cada uno tenemos nuestras batallas perdidas de nostalgia ortográfica. Y mientras solotildistas y antitildistas sigamos peleando, estaremos malgastando un tiempo precioso. Necesitamos unir fuerzas en la única batalla por la elegancia ortográfica de la lengua española que realmente importa. La de escribir siempre, pero siempre, siempre, los signos de admiración e interrogación al comienzo de las frases. En esto sí que quedamos pocos. ¿Unimos fuerzas?

Ha vuelto la polémica con la tilde de solo, pero ya nadie se acuerda de truhan y guion. Acusados de monosílabos con diptongo, la RAE también las despojó de su tilde en 2010. A nadie le importa ya. Ni truhan ni guion han tenido esta década brigadas de justicieros reivindicando su pérdida. Tampoco las tuvieron la ch y la ll, que desaparecieron hace 20 años como letras por separado. Sus causas no enamoraron a ninguna militancia porque la nostalgia ortográfica es muy arbitraria. Y muy generacional.

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