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Eurovisión, la antesala de las europeas
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Verónica Fumanal

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Eurovisión, la antesala de las europeas

Eurovisión es un ejemplo más de cómo Putin es percibido como un enemigo de las democracias occidentales, mientras que Israel es un aliado; aunque ambos estén cometiendo crímenes de lesa humanidad

Foto: Protesta en defensa de Palestina en Malmö (EFE/Johan Nilsson)
Protesta en defensa de Palestina en Malmö (EFE/Johan Nilsson)
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El 9 de junio se celebrarán elecciones al Parlamento Europeo, pero el Festival de Eurovisión que se celebró este sábado ya anticipó alguno de los debates sobre los que versarán los comicios europeos. Eurovisión se ha vivido como una precampaña que involucra a perfiles más jóvenes que se sienten profundamente concernidos por quién gana el festival de la canción y que, sin embargo, no se sienten apelados por la construcción o deconstrucción europea.

En el año 2022, el Festival de Eurovisión decidió vetar la participación de Rusia por la invasión a Ucrania. Esta polémica decisión implicaba una visión geopolítica que primaba sobre la concepción del festival como un ji ji ja ja frivolón, como un concurso de talento musical en el que se cuelan canciones que posiblemente solo se entiendan en este contexto. La decisión de que Rusia no participara supuso un precedente que ahora colisiona con la participación de Israel.

En la misma línea, el Comité Olímpico Internacional también ha decidido vetar la participación de la mayoría de los deportistas rusos y bielorrusos en las Olimpiadas de Paris. Solo lo harán aquellos que hayan renegado oficialmente del Gobierno de Putin, un criterio que abre otro debate. ¿Los cantantes de Eurovisión o los deportistas de élite olímpicos representan a sus gobiernos o simplemente no pueden elegir su origen y nacionalidad? Penalizar a los rusos es entender que ellos defienden las acciones de Putin, sin embargo, no tomar medidas y hacer como que no pasa nada también es una decisión compleja, porque sí pasa.

Ucrania tiene más predicamento que Palestina a nivel internacional. A pesar de la masacre/genocidio que está perpetrando el ejército israelí sobre la población civil de la franja de Gaza, los poderosos aliados de Israel en la comunidad internacional permiten que participe en los JJOO y que lo haya hecho en el Festival de Eurovisión, aunque no exento de polémica. Ucrania no solo pudo evitar que Rusia participara, sino que ganó en el 2022, el año en que fue invadida por las tropas rusas. Obviamente, los votos a sus representantes no fueron por la excelencia de su canción, sino porque Europa quería enviar un mensaje de solidaridad con su situación.

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden (i), y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. (Europa Press/Archivo/Avi Ohayon) Opinión

Sin embargo, a pesar de que el Festival de Eurovisión se haya excusado en que Israel no tiene sanciones de la comunidad internacional, como sí tenía Rusia, la opinión pública europea está reaccionando, en especial esos jóvenes que son los que con más furor hacen del Festival de Eurovisión un paréntesis televisivo en la era de las redes sociales. Los universitarios de toda Europa están protagonizando acampadas en los campus en contra de la ofensiva israelí al pueblo palestino. También son los jóvenes los que están criticando con firmeza que Israel pueda participar en el festival como si no pasara nada, como si el país dirigido por Netanyahu no estuviera saltándose toda la normativa internacional y las convenciones dirigiendo sus ataques contra la población civil, contra las ONGs que siguen operando, aniquilando a la población de forma indiscriminada.

Suecia ha sido la encargada de organizar el festival y no ha dudado en censurar las críticas de los eurofans a la participación de Israel. Según los presentes, acallaron los abucheos al grupo israelí con aplausos enlatados para que la retransmisión no evidenciara el boicot. Además, no dudaron en cancelar la rueda de prensa tradicional de la final de la 68 edición de los Big 5 (los países clasificados directamente) + Suecia, porque en la rueda de prensa de la semifinal los artistas no se ahorraron las críticas por la presencia de Israel en el concurso. Además, Malmö, la ciudad en la que se ha celebrado la final, ha estado en alerta máxima de riesgo por incidentes, debido a la presencia importante de activistas palestinos en las inmediaciones del recinto del certamen.

Eurovisión siempre tuvo un componente geoestratégico, pero en la antesala de las elecciones al Parlamento Europeo, el festival ha tomado un aire más político que artístico. En los comicios en los que la ultraderecha tiene más opciones, qué Gobiernos y partidos pueden impulsar el veto a Israel y parecer que defienden a los palestinos, cuando los ultras crecen a base de defender una Europa libre de migración, una Europa católica contra el Islam.

Suiza ha sido la ganadora, pero la comunidad proisraelí (tan poderosa) ha hecho todo lo posible para que su cantante Eden Golan quedase entre los primeros puestos, finalizando en la quinta posición. El silencio cómplice de los países europeos permitió el efecto que buscaban, enviar un mensaje: Europa está con Israel. Sin duda, Eurovisión es un ejemplo más de cómo Putin es percibido como un enemigo de las democracias occidentales, mientras que Israel es un aliado de estas; aunque en el terreno de batalla ambos estén cometiendo crímenes de lesa humanidad. La diferencia es que Ucrania tiene aliados, Palestina no.

El 9 de junio se celebrarán elecciones al Parlamento Europeo, pero el Festival de Eurovisión que se celebró este sábado ya anticipó alguno de los debates sobre los que versarán los comicios europeos. Eurovisión se ha vivido como una precampaña que involucra a perfiles más jóvenes que se sienten profundamente concernidos por quién gana el festival de la canción y que, sin embargo, no se sienten apelados por la construcción o deconstrucción europea.

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