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‘Heming-gay’ y los amigos peligrosos
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Agustín Rivera

Tinta de Verano

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‘Heming-gay’ y los amigos peligrosos

Este Hemingway es el nieto de Ernest, de Papa Hemingway. Y el hijo de Gregory, el Heming-gay de la familia. Si paseas por el Madrid de


Este Hemingway es el nieto de Ernest, de Papa Hemingway. Y el hijo de Gregory, el Heming-gay de la familia. Si paseas por el Madrid de la Plaza Mayor te advierten: “Aquí no estuvo Hemingway”. En el hotel San Cristóbal de Marbella, ubicado frente a la Alameda, en la avenida Ricardo Soriano, ya deberían colgar un letrero con esta leyenda: “Hemingway tampoco estuvo aquí. Su nieto John, sí. Fue en el verano de 2011”.

El capote era para el guionista y novelista Peter Viertel, el marido de la mítica Deborah Keer, autor de Amigos peligrosos. Viertel, guionista de La Reina de África de John Huston e íntimo de Hemingway, murió en noviembre de 2007 sin que el Ateneo de Marbella le diera tiempo a entregárselo. El capote, comprado en la sevillana calle Feria, me cuenta Miguel Nieto, entrevistador/cronista de todos los personajes de la Marbella de los últimos 20 años, esperó su momento oportuno, un dueño de prestigio. Cuando John Hemingway ve el capote se emociona y deja que le fotografíen con ese elemento indispensable de la tauromaquia.

Si la revista Life le encargara a Ernest Hemingway un reportaje de la -aún- fiesta nacional, quizá no escribiría un reportaje titulado El verano peligroso, el duelo del verano de 1959 entre Antonio Ordóñez y Hemingway; quizá tampoco se centraría en la mitología de José Tomás. Hemingway abundaría en el fin de fiesta español, el verano de la prima y los bonos que arruinaron el descanso de Zapatero en las Marismillas de Doñana.

John Hemingway, 50 años que parecen 40 recién cumplidos, ha visto los encierros de San Fermín desde la calle Estafeta y la curva de Telefónica. Y el chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento. Se fue de Pamplona antes del Pobre de mí. En Marbella el Ateneo le encarga una charla sobre su libro memorialístico sobre su familia: Strange tribe: A family memoir. La traducción al español la publicará Planeta a finales de año.

El nieto tenía 11 meses cuando murió su abuelo. Ese Papa, “la imagen del macho perfecto”, es el novelista perfeccionista, adicto a la aventura y a la disciplina de trabajo que jamás olvidó que el deber y el placer “son dos ramas de un mismo árbol”; el escritor que primero entendió la economía del lenguaje, amante de las frases cortas, el novelista que acaba de retratar Woody Allen en la magistral Midnight in Paris en duelo creativo con Scott Fitzgerald.

El camino del fracaso

Hemingway nieto conoce muy bien el camino del fracaso. Treinta editores rechazaron su manuscrito. Pensaban que se encontrarían con una réplica artística de Ernest, la marca Hemingway, el Heming-way of life que tildó Manu Leguineche. “Cada escritor tiene una voz diferente”, precisa John con voz diminuta y un castellano lento salpicado de palabras en italiano e inglés que utiliza cuando admite que la temporada 2006-2007 que vivió en la urbanización El Pinar de Rincón de la Victoria (Málaga) no fue suficiente para lograr un español de salida por la puerta grande.

“Mi abuelo nunca asumió que mi padre terminase llamándose Gloria”, tituló mi compañera Amparo de la Gama. Porque Gregory acabó llamándose Gloria. El Heming-gay se transformó en mujer. Y John ha rastreado las cartas –la mayoría inéditas– que se enviaban padre e hijo, más compenetrados y con más similitudes de lo que parece. El escritor que ahora vive en Toronto tras vivir en la “lúgubre” Lombardía italiana maquinó este libro durante décadas, pero la sombra del abuelo le perseguía y azotaba su potencial talento narrativo.

Igual que John ha escrito de su familia, Viertel lo hizo de la amistad, la hermandad elegida. Viertel y Hemingway. Amigos peligrosos en este peligroso e inquietante verano de 2011. “Le gustaba sentirse el padre y el experto en todo. Fue un poco dogmático, pero vivir cerca de él me dio un valor tremendo”, escuché a Viertel pronunciar estas palabras sobre Hemingway en mayo de 2007. Falleció seis meses después. García Márquez también lo sentenció en sus memorias: Vivir para contarla. John Hemingway lo cuenta y sigue viviendo.


Este Hemingway es el nieto de Ernest, de Papa Hemingway. Y el hijo de Gregory, el Heming-gay de la familia. Si paseas por el Madrid de la Plaza Mayor te advierten: “Aquí no estuvo Hemingway”. En el hotel San Cristóbal de Marbella, ubicado frente a la Alameda, en la avenida Ricardo Soriano, ya deberían colgar un letrero con esta leyenda: “Hemingway tampoco estuvo aquí. Su nieto John, sí. Fue en el verano de 2011”.