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Qué se esconde detrás del pacto para las generales de PSOE y Podemos
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Esteban Hernández

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Qué se esconde detrás del pacto para las generales de PSOE y Podemos

Los estrategias de comunicación de los partidos principales llevan tiempo definidas y todas inciden en un aspecto esencial: ser la formación dominante cuando llegue la hora de los acuerdos

Foto: ¿Será Pedro Sánchez el próximo presidente del Gobierno gracias a Pablo Iglesias? ¿O será al revés? (EFE)
¿Será Pedro Sánchez el próximo presidente del Gobierno gracias a Pablo Iglesias? ¿O será al revés? (EFE)

El discurso electoral para las generales estaba marcado desde hace meses, pero las elecciones municipales y autonómicas han despejado aún más el camino para Rajoy: el PP ofertará estabilidad, recuperación económica y promesas de regeneración interna y colocará enfrente el caos, encarnado en Pablo Iglesias y los suyos. Desde hace un mes, ese argumento ha tomado más velocidad y más mordiente, esa que permite dar patadas al PSOE en el culo de Podemos. La idea de que los socialistas, abandonados al izquierdismo radical, articularán políticas desastrosas para España con tal de llegar al Gobierno, se ha convertido en un lugar común en las declaraciones de los populares y en las portadas de medios afines.

Pero en algo tiene razón el PP, y Pablo Iglesias lo dejó claro ayer en una entrevistaen Público: habrá pacto postelectoral entre PSOE y Podemos si sus votos sirven para sacar al PP del Gobierno. Sin embargo, ese no es el centro del asunto, porque lo que está en juego para ambas fuerzas es mucho más importante que unos comicios: “En términos de escenarios electorales creo que básicamente hay dos posibilidades. Nosotros superamos al PSOE, siendo primera o segunda fuerza. No superamos al PSOE. Y esos son los grandes escenarios. El de Podemos más izquierdas soberanistas no da los números ni en broma. Ese escenario electoral no es un escenario de gobierno. El escenario de gobierno es si nosotros tuviéramos que votar la investidura al Partido Socialista. Eso sería durísimo para nosotros y el escenario posterior a eso a mí no me gustaría vivirlo con una responsabilidad política como la que tengo ahora. O si el PSOE tuviera que elegir entre entregar el gobierno al PP o votarnos la investidura a nosotros. Esos creo que son los escenarios fundamentales”.

PSOE y Podemos no están compitiendo por ganar sino por su supervivencia, y en esa clave hay que entender todos sus mensajes electorales

La cuestión esencial es cuál de los dos partidos que recogen sus votos de la izquierda va a quedar por delante en el proceso electoral, porque eso marcará decisivamente su futuro: si Podemos queda en primera o segunda posición y el PSOE tiene que elegir entre dar sus votos a Iglesias o a Rajoy, no habrá elección buena, ya que ambas son desastrosas para los socialistas; si es Podemos el que debe facilitar la investidura al PSOE lo haría, pero pagando un precio muy elevado. La otra opción, que la alianza entre PP y Ciudadanos diera a los primeros la mayoría absoluta, permitiría a los partidos de izquierda no tener que mancharse con los pactos, pero serían fuerzas perdedoras que tendrían que convivir en el mismo espacio.

Las tácticas que seguirán los partidos

Dicho de otro modo, PSOE y Podemos están compitiendo por su supervivencia, sabedores que quedar por detrás del otro en las generales implicará una travesía del desierto complicada que puede acabar con estas formaciones tal y como las conocemos. Es en esta clave que debemos entender los movimientos discursivos que unos y otros está generando: el PP identificando como radicales a los socialistas, estos tratando de sacudirse la acusación a golpe de bandera y Podemos centrando su campaña en una competición entre dos únicos actores importantes, ellos y los populares.

El escenario que teme Podemos es el que les obligaría a prestar sus votos para que Pedro Sánchez fuera investido presidente del Gobierno

En este contexto hay que situar también el rechazo de Iglesias, rotundo y un tanto despectivo, a esa unidad popular a base de siglas que proponen, entre otros, IU. Es comprensible desde el punto de vista personal, porque la cúpula de Podemos viene de ese entorno, que siempre les despreció, que les puso trabas cuando iniciaron su andadura con una nueva marca y que ahora, cuando han sido sobrepasados, quieren subirse al carro en igualdad de condiciones. Pero lo es también desde el punto de vista táctico, porque los de Iglesias necesitan un discurso más transversal y menos focalizado en la izquierda si quieren ganar al PSOE en esa carrera por la supervivencia. El escenario con el que sueñan (y el que parecía más probable hasta que dejaron entrar a Ciudadanos en el reparto) es el del PSOE entre la espada y la pared, dudando si dar los votos a Rajoy o a Iglesias tras las generales; y el que temen es el de ellos como tercera fuerza, lejos en votos de los socialistas, y teniendo que hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez...

Los pactos a dos debilitan prácticamente siempre a uno de los partidos los suscriben y fortalecen al otro, y todos son conscientes. Por eso el PP está tan cómodo en esta situación: sabe que el discurso del miedo puede tapar errores e imputaciones varias y que, si llega el caso, puede recurrir a Ciudadanos, forjando una alianza en la que saldrán perjudicados los de Rivera.

El discurso electoral para las generales estaba marcado desde hace meses, pero las elecciones municipales y autonómicas han despejado aún más el camino para Rajoy: el PP ofertará estabilidad, recuperación económica y promesas de regeneración interna y colocará enfrente el caos, encarnado en Pablo Iglesias y los suyos. Desde hace un mes, ese argumento ha tomado más velocidad y más mordiente, esa que permite dar patadas al PSOE en el culo de Podemos. La idea de que los socialistas, abandonados al izquierdismo radical, articularán políticas desastrosas para España con tal de llegar al Gobierno, se ha convertido en un lugar común en las declaraciones de los populares y en las portadas de medios afines.

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