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'Políticas ibuprofeno' para una España en crisis
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Diego Isabel La Moneda

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'Políticas ibuprofeno' para una España en crisis

El problema con estas políticas es que, al igual que el fármaco, no solucionan las causas de la crisis y, además, dejan unos efectos secundarios que nos harán más vulnerables frente a futuras crisis

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Ahora que finalmente, a nivel global, se reconoce abiertamente que estamos ante una gran crisis económica, hemos asistido a un nuevo paquete anticrisis lanzado por el Gobierno de España. Este conjunto de medidas, más allá de la conveniencia o no de cada una de ellas, comparte un denominador común con los paquetes lanzados en el pasado por los diferentes gobiernos de nuestro país frente a diferentes crisis económicas. Son 'políticas ibuprofeno'.

A todo el mundo le encanta el ibuprofeno. Ya sea un dolor muscular o una gran resaca a causa de unas copitas de más la noche pasada, en un par de horas, de manera milagrosa, el ibuprofeno alivia el dolor. ¡Magia! ¿Quién osaría criticar tan benéfico fármaco? El lado oscuro del ibuprofeno es que no alivia las causas del dolor, de modo que si la siguiente noche vuelves a caer en tomarte 'la penúltima', el dolor volverá de nuevo.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este viernes en Bruselas tras participar en el Consejo Europeo. (EFE/EPA STEPHANIE LECOCQ)

Con las 'políticas ibuprofeno' frente a crisis económicas ocurre lo mismo que con el fármaco, son bienvenidas por casi todo el mundo, sobre todo por aquellos colectivos que sufren más los efectos de la crisis de turno. Son políticas facilonas, solo hace falta una lluvia de ideas entre ministros, asesores y 'spin doctors' (que, en general, de medicina política saben poco, más bien de medicina mediática) para dar con fórmulas milagrosas que sacarán el aplauso enfervorizado del pueblo. Que si una ayuda de unos pocos cientos de euros para uno u otro colectivo, que si subo o bajo un impuesto, que si subvenciono un poquito el llenar al depósito del coche… ya me entienden.

El problema con estas políticas es que, al igual que el fármaco, no solucionan las causas de la crisis, sus efectos pasajeros solo alivian los dolores por un breve periodo de tiempo y, además, dejan unos efectos secundarios que nos harán más vulnerables frente a futuras crisis. En especial, aumentan el gasto (y, en consecuencia, la deuda pública) y además nos acostumbran a que ante las crisis 'papá Estado' siempre estará ahí para echarnos una mano, para aliviar nuestra resaca.

Tenemos por delante un año electoral, con las municipales y autonómicas de mayo de 2023 y las generales con fecha tope a finales de ese mismo año, en el que los partidos políticos tienen el reto de presentar sus propuestas a la ciudadanía. Queda por ver qué partidos optarán por proponer 'políticas ibuprofeno' y cuáles tomarán el camino más difícil, pero a la vez más necesario para nuestro país, el camino de proponer un nuevo modelo de economía a la altura de la nueva era que vivimos. Esta segunda vía supone dar respuesta a preguntas complejas tales como ¿cómo puede España mejorar su autosuficiencia energética y alimentaria?, ¿cómo ayudar a la empresa española para que esté a la vanguardia de la digitalización?, ¿cómo apoyar a nuestros emprendedores y pymes más innovadores y que generan un mayor impacto positivo para que crezcan?, ¿cómo descentralizar la actividad económica para mejorar la cohesión territorial, combatir el reto demográfico y descongestionar nuestras grandes ciudades?, ¿qué modelo de futuro queremos para el turismo, el comercio o la industria?, ¿cómo garantizar el futuro de las pensiones?

En breve, veremos qué partidos optan en sus programas electorales por el camino fácil de las 'políticas ibuprofeno' y cuáles, si los hay, eligen propuestas con políticas de fondo capaces de transformar la economía de nuestro país. Los primeros garantizarán el aplauso tuitero y parte del voto fácil. Los segundos lo tendrán más difícil, ya que los tratamientos de carácter holístico, esos que a la larga crean una economía sana y resiliente, pero que exigen esfuerzos en el presente, son difíciles de comunicar a la ciudadanía, ya que suelen requerir cambios en nuestros hábitos y estilo de vida. ¿Por qué renunciar a la 'penúltima copita' o a la ayudita de turno?

Nos queda por delante un año clave para nuestro país y apasionante en cuanto a la intensidad política. Esperemos que los partidos estén a la altura con sus recetas y, sobre todo, que nosotros, la ciudadanía, estemos a la altura con nuestro voto.

*Diego Isabel La Moneda. Director del Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social.

Ahora que finalmente, a nivel global, se reconoce abiertamente que estamos ante una gran crisis económica, hemos asistido a un nuevo paquete anticrisis lanzado por el Gobierno de España. Este conjunto de medidas, más allá de la conveniencia o no de cada una de ellas, comparte un denominador común con los paquetes lanzados en el pasado por los diferentes gobiernos de nuestro país frente a diferentes crisis económicas. Son 'políticas ibuprofeno'.

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