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El efectivo, en primera línea de defensa de la seguridad nacional
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Javier Rupérez

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El efectivo, en primera línea de defensa de la seguridad nacional

El efectivo representa independencia y libertad de elección. No depende de tecnología, electricidad, conexión a internet ni de servidores remotos. Es resiliente ante ciberataques y crisis geopolíticas

Foto: El efectivo, en primera línea de defensa de la seguridad nacional. (EFE)
El efectivo, en primera línea de defensa de la seguridad nacional. (EFE)

En un mundo cada vez más digitalizado, donde las transacciones electrónicas ganan terreno y los pagos sin contacto se han convertido en la norma para muchos, conviene detenernos y reflexionar sobre un elemento cuya presencia discreta garantiza algo mucho más profundo que la simple facilidad de pago: el efectivo. Desde nuestra posición como asociación comprometida con la defensa del interés público, en Denaria queremos subrayar que el efectivo es una herramienta fundamental para la estabilidad, la soberanía y, en última instancia, la seguridad nacional.

A primera vista, podría parecer que la sustitución progresiva del efectivo por medios digitales es un signo de progreso. Sin embargo, lo que está en juego va mucho más allá de la eficiencia o la comodidad: se trata del equilibrio estratégico de nuestra infraestructura económica y del derecho inalienable de cada ciudadano a elegir cómo gestionar su dinero.

El efectivo representa independencia y libertad de elección. No depende de tecnología, electricidad, conexión a internet ni de servidores remotos. Es resiliente ante ciberataques, cortes de suministro y crisis geopolíticas. Cuando todo lo demás falla, el efectivo sigue funcionando. Esa característica lo convierte en un elemento insustituible frente a amenazas cada vez más frecuentes y sofisticadas que pueden paralizar los sistemas digitales de pago.

Esta realidad no ha pasado desapercibida para las instituciones europeas. La propia Comisión Europea, en su reciente Estrategia de Preparación de la Unión para futuras pandemias y otras amenazas transfronterizas graves para la saludpresentada en marzo de 2025—, identifica la necesidad de reforzar la resiliencia económica y operativa de los Estados miembros ante crisis sistémicas. El documento insta a los países a garantizar la continuidad de infraestructuras críticas y contempla expresamente la disponibilidad de efectivo como parte de la respuesta frente a escenarios de emergencia, reconociendo su papel esencial en la continuidad de la vida cotidiana cuando los sistemas digitales puedan verse comprometidos.

Foto: Una mujer saca dinero de la cartera. (iStock)

Del mismo modo, en el marco de las recomendaciones sobre preparación ciudadana, la UE ha incluido el dinero en efectivo como uno de los elementos esenciales en los kits de emergencia para los hogares. Junto con alimentos no perecederos, agua, linternas o medicamentos, el efectivo figura como recurso clave para garantizar la autosuficiencia en caso de interrupciones prolongadas del sistema. Esta indicación no es menor: refleja un cambio de paradigma donde el efectivo deja de ser un simple medio de pago para consolidarse como un activo estratégico de autoprotección ciudadana y estabilidad nacional.

Los sistemas de pago digitales, por muy sofisticados que sean, están sujetos a vulnerabilidades inherentes. Basta un ataque coordinado a la infraestructura digital de una nación para paralizar su economía. Ya no hablamos de ciencia ficción: los ciberataques a infraestructuras críticas han dejado de ser una hipótesis para convertirse en una amenaza tangible y presente. En este escenario, el efectivo actúa como red de seguridad esencial para garantizar la continuidad operativa del país, su defensa civil y la preservación de la autonomía económica.

Foto: Imagen: Unsplash. Opinión
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Además, muchas de las plataformas de pago digitales están controladas por actores extranjeros. Esto supone un riesgo real de pérdida de soberanía. Cuando los medios de pago dependen de terceros, la capacidad de una nación para tomar decisiones autónomas se ve comprometida. En situaciones de tensión diplomática o conflicto, el acceso a estos sistemas podría verse restringido o manipulado. El efectivo, emitido y garantizado por el Estado, permanece bajo control nacional.

Esto no significa rechazar la innovación ni demonizar los pagos digitales. Al contrario: estos ofrecen beneficios reales en términos de comodidad, trazabilidad y eficiencia. Pero no podemos permitirnos caer en la falsa dicotomía de "todo digital o nada". La verdadera fortaleza está en la coexistencia equilibrada de ambos sistemas.

Como sociedad, debemos garantizar que el efectivo siga siendo una opción real, accesible y protegida. Esto implica preservar una red suficiente de cajeros automáticos, asegurar su aceptación en comercios y servicios esenciales, y establecer políticas públicas que reconozcan su valor estratégico.

Foto: Sede del BCE en Fráncfort. (Reuters/Wolfgang Rattay)

Por ello, desde Denaria hacemos una llamada a los responsables políticos, a las instituciones europeas, a los gobiernos nacionales y a la sociedad civil: no dejemos que la inercia digital erosione, sin darnos cuenta, una de las bases más sólidas de nuestra seguridad colectiva. El efectivo no es una cuestión nostálgica ni económica. Es una cuestión de previsión, de resiliencia, de soberanía y de justicia.

Porque en tiempos de incertidumbre, la certeza de lo que siempre funciona es lo que más seguridad proporciona.

*Javier Rupérez, presidente de la Plataforma Denaria.

En un mundo cada vez más digitalizado, donde las transacciones electrónicas ganan terreno y los pagos sin contacto se han convertido en la norma para muchos, conviene detenernos y reflexionar sobre un elemento cuya presencia discreta garantiza algo mucho más profundo que la simple facilidad de pago: el efectivo. Desde nuestra posición como asociación comprometida con la defensa del interés público, en Denaria queremos subrayar que el efectivo es una herramienta fundamental para la estabilidad, la soberanía y, en última instancia, la seguridad nacional.

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