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Guía para leer la encuesta del CIS
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Guía para leer la encuesta del CIS

40 años repitiendo las mismas preguntas con el mismo procedimiento son un tesoro para el conocimiento de la opinión pública. Muestran como nadie la evolución de opiniones y actitudes

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (Reuters)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (Reuters)

Las encuestas electorales del CIS padecen serios problemas técnicos y metodológicos pero, a cambio, tienen algo que las hace imbatibles frente a todo lo demás que se publica: sus series históricas.

Cerca de 40 años repitiendo las mismas preguntas con el mismo procedimiento son un tesoro para el conocimiento de la opinión pública. Se pueden desviar en un sondeo (y en lo que se refiere al voto lo hacen con frecuencia), pero a la larga muestran como nadie la evolución de las opiniones y de las actitudes.

El barómetro de julio inicia el diluvio de encuestas que se avecina antes de las elecciones generales, con parada en Cataluña. Y proporciona algo mucho mejor que un pronóstico: nos da información útil.

La tentación más común de los malos devoradores de encuestas es ignorar el menú y abalanzarse sobre el postre, que es la estimación de voto

La tentación más común de los malos devoradores de encuestas es ignorar el menú y abalanzarse sobre el postre, que es la estimación de voto. Pero quien se moleste en leer las respuestas a las casi 30 preguntas del cuestionario y bucear en los datos pasados obtendrá pistas interesantes. Anticipo algunas que me parecen orientadoras (y disculpen si por una vez abuso de las cifras):

1. Se ha relajado la tensión por la crisis económica. El 67% de los encuestados siguen pensando que la situación económica es mala, pero a principios de 2015 era el 76%, diez puntos más. Y hubo momentos, como en febrero de 2013, en que la visión negativa fue del 92%.

El mayor cambio está en las expectativas: en diciembre de 2012 el 50% de los españoles temían que la situación económica empeoraría aún más. Hoy ese pesimismo ya sólo afecta al 15%.

Obviamente, el paro sigue siendo para casi todos el primer problema de España. Pero en enero de 2012, cuando este Gobierno inició su gestión, el 54% señalaba también “los problemas de índole económica”. Ese porcentaje se ha reducido a la mitad (25%).

¿Vivimos días de vino y rosas en la percepción de la recuperación, como le gustaría al Gobierno? No, porque las visiones positivas no crecen tan deprisa como menguan las negativas. Más bien parece que la sociedad está en una espera recelosa hasta que las cosas se decanten, pero se extiende la sensación de que las peores amarguras han quedado atrás.

2. Tendrá o no relación con lo anterior, pero ha descendido también el rechazo a la gestión del Gobierno y del principal partido de la oposición.

Las valoraciones negativas de la actuación del Gobierno han bajado 8 puntos en lo que llevamos de año. Y en cuanto al PSOE, desde que fue elegida la nueva dirección su valoración negativa ha pasado del 70% al 51%.

En ambos casos las opiniones desfavorables siguen superando ampliamente a las favorables, pero la evolución es alentadora e indica un alivio de la tremenda irritación social, que todo lo dominaba hace unos meses, hacia el establishment político.

3. El mayor problema del PP sigue siendo Rajoy. El 82% de los españoles mantiene una sólida desconfianza hacia el Presidente del Gobierno. Y en cuanto al Secretario General del PSOE, a su partido le va mejor que a él: el 78% dice fiarse poco o muy poco del señor Sánchez. Así pues, parece que la mejoría de los dos grandes partidos tiene más que ver con las siglas que con los líderes.

4. No hay una mutación ideológica asociada a la emergencia de los nuevos partidos.

El 31% de los españoles se autoidentifica como “progresista”, “socialista” o socialdemócrata”: es decir, en la zona del centro-izquierda.

Un poco menos, el 28%, se define como “conservador”, “demócrata-cristiano” o “liberal”: en el espacio del centro-derecha.

Y un 26% no se retrata ideológicamente o se declara apolítico.

Por cierto, una mala noticia para Pablo Iglesias. Imaginen una escala del 1 al 10, en la que el punto 1 representa la extrema izquierda y el punto 10 la extrema derecha. En esa escala los españoles sitúan a Podemos en el punto 2,1: no sólo a muy a la izquierda del PSOE, sino a la izquierda de IU. No parece que el intento de dotar a Podemos de una transversalidad ideológica capaz de desbordar el eje izquierda-derecha haya tenido mucho éxito hasta el momento.

5. Hay varios indicios de que el PSOE se va situando en una posición central (que no es lo mismo que centrista) dentro del nuevo ecosistema político.

Se presenta un menú con todas las fórmulas posibles de Gobierno con el PP y con el PSOE, incluidas el gobierno en solitario de uno de ellos y la gran coalición entre ambos. El resultado es que las fórmulas de gobierno que incluyen al PP suman 28% de preferencias y las que incluyen al PSOE suman 46%.

El PSOE es el partido con menor rechazo: el 35% dicen que no lo votarían nunca. Esa cifra sube al 44% para Ciudadanos, al 51% para Podemos y al 56% para el PP.

En la famosa escala ideológica del 1 al 10 el punto 5 es el más poblado y es estratégico: habitualmente el partido que obtiene ventaja en ese espacio gana las elecciones.

Según el CIS, en ese punto 5 de la escala ideológica el PSOE tiene hoy 10 puntos más de intención de voto que el PP, que también se ve rebasado en ese grupo por Ciudadanos.

(De hecho, se observa en toda la encuesta que la sangría de votos del PP desde 2011 se ha traducido en un acusado escoramiento hacia la derecha del electorado que le permanece fiel).

Se presenta un menú con todas las fórmulas posibles de Gobierno con el PP y con el PSOE, incluidas el gobierno en solitario de uno de ellos y la gran coalición entre ambos

6. El CIS ha incluido una interesante pregunta sobre la principal razón por la que cada persona vota al partido de su elección.

Nada sorprendente, pero muy revelador:

Los que votan al PP lo hacen sobre todo porque “es la fuerza política que mejor defiende los intereses de España”;

Los votantes del PSOE lo hacen porque “es quien mejor representa las ideas e intereses de la gente como yo”;

Los de Ciudadanos eligen a este partido “por necesidad de cambio, de nuevas alternativas”;

Y a los de Podemos les mueve sobre todo “el rechazo, la insatisfacción, el castigo a los partidos de siempre”.

Cabe suponer que en esta respuesta está servida la próxima guía de campaña de cada uno de estos partidos.

La mayor variación vendrá de lo que ocurra en Cataluña, que tendrá efectos en toda España. Puede tomarse como buen anticipo de las del otoño

7. Vamos al voto. La estimación que hace el CIS se aproxima mucho al mapa político que resultó de las elecciones de mayo.

En 2015 han votado 14 Comunidades Autónomas: 13 en mayo y Andalucía en febrero. Agregando el voto de todas ellas, el resultado de los cuatro mayores partidos nacionales fue: PP 30%, PSOE 27%, Podemos 14% y Ciudadanos 10%.

Añadan a esto el resultado más verosímil en las tres comunidades restantes (Cataluña, Galicia y País Vasco) y tendrán algo muy parecido a la situación que retrata el CIS: PP 28%, PSOE 25%, Podemos 16% y Ciudadanos 11%.

Es pronto para decirlo con seguridad, pero mi hipótesis es que, tras el temporal que revolucionó el sistema de partidos, en las elecciones de mayo los votantes liquidaron sus cuentas pendientes, reorientaron sus GPS y el nuevo mapa electoral quedó más o menos asentado en sus grandes rasgos.

Habrá cambios de aquí a las generales, claro. La mayor variación vendrá de lo que ocurra en Cataluña, que tendrá efectos en toda España. Pero, como ocurrió en 2011, salvo cataclismo inesperado las elecciones de primavera pueden tomarse como un buen anticipo de las de otoño.

8. Atención a Izquierda Unida, sobre todo si se consolida Ahora en Común como marca electoral. El 4% que le atribuye el CIS no les servirá de mucho para conseguir escaños, pero que ese 4% se sume o no al 16% de Podemos podría suponer una diferencia de más de 20 diputados para esa coalición. Iglesias haría bien en reconsiderar el desprecio público que hizo a los “cenizos” de su antiguo partido y proponer unas nuevas capitulaciones matrimoniales.

No puedo terminar sin la cantinela de siempre: Las encuestas no sirven para predecir el resultado de las elecciones. Informan de lo que está pasando, pero no anticipan lo que va a pasar. Desconfíen de los profetas sociológicos: si quieren que les adivinen el futuro, busquen a alguien que les eche las cartas o les lea la bola de cristal. O mejor, acudan a una casa de apuestas de Londres, esos no fallan jamás.

Las encuestas electorales del CIS padecen serios problemas técnicos y metodológicos pero, a cambio, tienen algo que las hace imbatibles frente a todo lo demás que se publica: sus series históricas.

Barómetro del CIS Izquierda Unida Ciudadanos