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Una Cierta Mirada
Por
La jornada de un ciudadano ejemplar
Cuando se mete en la cama, pone la radio y, a la hora tradicional de los programas deportivos, le confirman que España ya posee cuatro récords mundiales...
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Imagine que usted habita en un barrio cualquiera de una gran ciudad. La suya es una familia bastante convencional: un matrimonio, dos hijos de 8 y 11 años, la abuela, que tiene la movilidad reducida, y un perro. Usted es un ciudadano ejemplar, que toma al pie de la letra las instrucciones del ministro de Sanidad y se dispone a cumplirlas escrupulosamente. Así que se sienta ante el ordenador y se hace el siguiente cronograma para los próximos días:
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- De 7 a 8: Salir a correr.
- De 8 a 9: Pasear al perro.
- De 9 a 10: Desayuno en familia. Alguien va a buscar las tostadas y los churros al bar de la esquina.
- De 10 a 11: Paseo con la abuela.
- De 11 a 12: Visita a la farmacia.
- De 12 a 13: Ir al supermercado.
- De 13 a 14: Segundo paseo con el perro.
- De 14 a 15: Se acerca a un restaurante próximo a recoger la comida.
- De 15 a 16: Está agotado. Siesta.
- De 16 a 17: Paseo con el niño.
- De 17 a 18: Paseo con la niña.
- De 18 a 19: A la papelería, se le acabó el papel de la impresora. De paso, una caminata hasta el cajero automático.
- De 19 a 20: A la gasolinera, a llenar el depósito.
- De 20 a 21: Paseo con el cónyuge para hacer apetito antes de la cena.
- De 21 a 22: Tras la cena otra carrerita por la calle, el deporte es esencial.
- De 22 a 23: Tercer paseo con el perro.
A las 23:30, no puede con su alma. Lleva 16 horas en la calle y en ningún momento ha transgredido las normas. El Gobierno de España puede estar satisfecho de usted.
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Por cierto, usted y su cónyuge pasaron un par de semanas con fiebre y trastornos digestivos, pero, como la cosa no fue más allá, el médico les prohibió que se aproximaran a un hospital. También la abuela tuvo algunos síntomas extraños. Nadie les ha hecho una prueba ni se la harán. No saben si pasaron el coronavirus, si aún lo tienen, si están inmunizados o si aquello no fue nada especial y siguen expuestos a contagiar o ser contagiados. Lo mismo les sucede a todas las personas que se han cruzado con ustedes en los 17 paseos de su jornada ejemplar. El señor ministro de sanidad tampoco lo sabe.
¡Ah!, por el camino, a usted y a su cónyuge les han aplicado un ERTE y ya les han anunciado que vayan preparando los papeles del paro, porque su empresa va a cerrar.
Cuando se mete en la cama, pone la radio y, a la hora tradicional de los programas deportivos, le confirman que España ya posee cuatro récords mundiales: porcentaje de muertos con relación a la población, número de sanitarios infectados, restricción de las libertades públicas y destrucción de puestos de trabajo. También que el fútbol regresará antes que los colegios de sus hijos.
Viva la Nueva Normalidad y larga vida al Gobierno Progresista.
Imagine que usted habita en un barrio cualquiera de una gran ciudad. La suya es una familia bastante convencional: un matrimonio, dos hijos de 8 y 11 años, la abuela, que tiene la movilidad reducida, y un perro. Usted es un ciudadano ejemplar, que toma al pie de la letra las instrucciones del ministro de Sanidad y se dispone a cumplirlas escrupulosamente. Así que se sienta ante el ordenador y se hace el siguiente cronograma para los próximos días: