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Más allá de la política: ¿por qué debemos proteger el Delta del Llobregat?
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Jose Luis Gallego

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Más allá de la política: ¿por qué debemos proteger el Delta del Llobregat?

Nadie mínimamente documentado sobre la severidad de la legislación europea en medio ambiente dudaba de que la ampliación del aeropuerto de Barcelona pudiese llevarse a cabo

Foto: La ampliación del aeropuerto amenazaba las reservas del Delta del Llobregat. (EFE)
La ampliación del aeropuerto amenazaba las reservas del Delta del Llobregat. (EFE)

Situado a menos de media hora en transporte público del centro de Barcelona, y pese a las numerosas infraestructuras que lo cercan y lo mantienen envasado con hierro y hormigón, el parque natural del Delta del Llobregat es un auténtico paraíso natural, un oasis de vida silvestre considerado como uno de los humedales más importantes del sur de Europa. Por eso fue integrado en la Red Natura 2000 de la UE.

La red Natura 2000 es la mayor red de espacios naturales protegidos del mundo. Se creó para garantizar la conservación de la naturaleza europea, detener la pérdida de biodiversidad y mantener su legado para las generaciones futuras.

El Delta del Llobregat está amparado por dos de las principales directivas europeas sobre medio ambiente: la de aves y la de hábitats

Pero no se trata tan solo de una herramienta de gestión dirigida a la preservación de los valores naturales de cada territorio y contrapuesta al desarrollo las actividades económicas que en él se llevan a cabo. Muy al contrario, lo que propone Natura 2000 es precisamente compatibilizar la custodia del patrimonio natural de la UE con la actividad productiva de sus economías, para seguir creciendo de una manera más sostenible y en armonía con nuestro entorno.

Foto:  La presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen. Foto: EFE

De ese modo, los espacios naturales elegidos para formar parte de esta red, quedan bajo una figura de amparo que los protege de los vaivenes políticos y de las decisiones contrarias a la conservación de la naturaleza en defensa de otros intereses vinculados al desarrollo económico.

Por eso todos los que conocemos la firme voluntad de la UE de salvaguardar y proteger las áreas que forman esta gran selección europea de la naturaleza hemos asistido al esperpéntico y lamentable debate sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat, ubicado junto al estuario, con total perplejidad.

placeholder Calamón común en el Delta del Llobregat. (Jose Luis Gallego)
Calamón común en el Delta del Llobregat. (Jose Luis Gallego)

En este espectáculo de la confusión, mientras veíamos como unos y otros se lanzaban el Delta del Llobregat a la cabeza, como si estuvieran discutiendo de su cortijo, hemos echado en falta la altura de miras que deberían mostrar las instituciones cuando se trata de defender ese patrimonio común que forman el territorio, el paisaje y su naturaleza, un patrimonio que, insisto, nos pertenece a todos y a los que están por llegar.

La ampliación del aeropuerto suponía una amenaza directa para la rica biodiversidad que sigue albergando el Delta del Llobregat, entre la que figuran más de 350 especies de aves, 30 de mamíferos, 20 de anfibios y reptiles y muchas otras variedades de flora y fauna. Un patrimonio común que gracias a la UE está blindado contra la mezquindad de quienes hoy ocupan nuestras instituciones y que debemos proteger por sentido de Estado o, en su ausencia, por mandato europeo.

Foto: Celebración del Día de la Tierra en Central Park de Nueva York (REUTERS) Opinión

Y es que el proyecto presentado por AENA incluía la destrucción de una de las principales reservas del parque natural: la laguna de La Ricarda, algo que iba, no solo en contra del sentido de responsabilidad institucional que todo gobernante debe mostrar, sino directamente en contra de la legislación medioambiental europea, pues vulneraba dos de sus principales directivas: la de hábitats y la de aves.

placeholder La laguna de La Ricarda iba a ser destruida. (EFE)
La laguna de La Ricarda iba a ser destruida. (EFE)

Así pues, además de por los informes científicos que advierten de que el cambio climático dejará esos terrenos bajo las aguas antes de final de siglo, además de porque destruía una de las reservas más importantes del parque natural, además de porque tenía a buena parte de los ayuntamientos y de la población local en contra, el Delta de Llobregat se debe proteger porque así lo dice la ley.

Hay que recordar que nuestro país tiene ya abierto un expediente en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por no proteger debidamente este humedal, en el que se nos exige "tomar las medidas necesarias para evitar que se siga deteriorando" y se señala directamente a la ampliación del aeropuerto. Así pues, más allá de la sordidez del enfrentamiento político, lo cierto es que la mal llamada 'guerra del aeropuerto' nunca fue tal (acaso unas tristes maniobras militares) pues este espacio natural está absolutamente blindado por la UE contra las torpezas y los desatinos de nuestros actuales dirigentes.

Situado a menos de media hora en transporte público del centro de Barcelona, y pese a las numerosas infraestructuras que lo cercan y lo mantienen envasado con hierro y hormigón, el parque natural del Delta del Llobregat es un auténtico paraíso natural, un oasis de vida silvestre considerado como uno de los humedales más importantes del sur de Europa. Por eso fue integrado en la Red Natura 2000 de la UE.

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